4 de julio de 2018

En Tierras del Rey Boncoro

Mi vuelta a Kogo en el ferry, muy deseada por el Superior de la policía dicho sea de paso, se produjo a las cuatro de la tarde, con marea alta, una vez cargado nuevamente todos los camiones que habían depositado las piedras en el Puerto en construcción de la isla.
Justo tres horas de travesía, llegando anocheciendo a Kogo, y nuevamente tuvimos que volver a registrarnos en la mesa tanto en la libreta de la compañía como en una hoja de papel de la policía, precisamente el mismo tipo prepotente de la vez anterior.
Por suerte pude encontrar rápidamente el hotel Amistad (15.000cfa./cama doble, ventilador y baño con cubos) que me recomendó JoJó donde pasar la noche, a poca distancia del lugar de atraque.
A primera hora de la mañana me dirigí a la comisaría frente al ayuntamiento para comunicar, como es preceptivo, al Comisario Jefe, también muy amable, mi presencia en la ciudad y dejar copia de mis credenciales. Luego tenía toda libertad de movimiento por ella. 
Sin duda alguna, cuando realizo el protocolo establecido (entrega de documentos o fotocopia de los mismos) nada más llegar al lugar los comisarios o los superiores responden positivamente a mi llegada.
Kogo se encuentra en la desembocadura del río Muni, que recibe agua de los ríos Mandyani, Congüe, Mitong y Utamboni, rodeado por la Reserva Natural del Estuario del río Muni. La región se caracteriza por tierras bajas y pequeñas lomas o colinas que bordean el estuario.
Esta ciudad no es muy grande y se puede caminar apaciblemente en una hora tanto la parte alta donde se encuentran la mayor congregación de viviendas de madera y techos corrugados de metal como la baja donde está situado el nuevo Mercado en una amplia explanada con una treintena de puestos de abacería, ropa usada y comida, ahora casi todos cerrados pues apenas hay movimiento ya no están los trabajadores que realizaban las obras de rerhabilitación de la ciudad, y su Paseo Marítimo que también emula al de Bata con una avenida llena de palmeras, árboles y atractivas farolas. El nuevo hotel de la ciudad se encuentra en medio de la misma, con unas inmejorables vistas sobre el río.
La iglesia que domina toda esta parte venera a la Virgen del Carmen y tiene unas excelentes vistas sobre el paseo, la bahía, las islas cercanas y la costa gabonesa cuando el tiempo está en buenas condiciones. Varias abacerías surten de artículos de alimentación a sus vecinos.
Sus restaurantes, que hacen de bares también, ofrecen platos simples y económicos.
Bares?, casi parece que en cada casa hay uno instalado y lo anecdótico es que siempre, desde la entrada de la tarde se encuentra gente bebiendo. Música alta, que no podía faltar, y estos días los partidos del mundial llenan las mesas de los mismos.
Es común que muchas de las casas también tengan instaladas frente a ellas un puestito con unas pocas verduras de sus propios huertos, o vendan ropa de segunda mano traída de Europa, o de China.
Por mediación de unos vecinos pude hacer contacto con el propietario de una embarcación a motor para que al día siguiente por la mañana me llevara por la rivera del esturario, una Reserva Natural con un área protegida de aprox. 700Km² creada en el año 2000 donde es posible apreciar una importante flora y fauna.
Aunque no fue puntual a la hora acordada, tampoco me lo puso fácil un tipo del ayuntamiento que me hizo bajar de la embarcación al verme. Intentó comunicar con algún superior que un blanco quería visitar la Reserva Natural del Estuario y se inventó que si no tenía autorización del Capitan General de la Marina no podía navegar por esa zona, que es precisamente la más turística de esta parte del país. Casi una hora más perdida dándole explicaciones intentando convencerle que con un paraguas y una botella de medio litro de agua no era un peligro para la seguridad nacional!. Alucinante!. Jamás me había sucedido en mis años de viajes una situación similar. Finalmente accedió a permitirme navegar por el río con una única condición: la de regresar!. Ya lo que me faltaba por oír. ¿Pero, que parte del cerebro tiene esta gente desconectada?
Esta zona del río hasta hace unos meses ha servido de frontera fluvial con Gabón (Coco Beach) pero parece ser que la han cerrado hasta nueva orden.
Avanzamos río arriba intentando observar vida entre la cantidad de vegetación que cubre la orilla, pasamos por pequeños islotes colmados de vegetación, uno de ellos habitado con unas poca viviendas y nos adentramos por estrechos pasajes entre la altísima espesura del bosque aunque poco pudimos deleitarnos. Si acaso algunas Águilas pescadoras, Garzas y cantos de otras muchas aves que se podían oír muy claramente pero difícil de localizar. 
Los animales sencillamente han desaparecido. Los pescadores también penetran en busca de caza, trampean y disparan. Aquí tampoco hay ninguna actividad de protección o conservación de los recursos de la zona por lo que la degradación y su nivel de amenaza es enorme. 
Imposible observar el Manatí, al menos por esta parte del río, al igual que alguna de las especies de primates que habitan como las diferentes especies de Monos perezosos, GálagosAntílopes acuáticosCivetas de las palmerasGinetas, Jabalíes salvajes, Mangosta egipcia, etc. El interior del área protegida contiene hábitats de la mayoría de fauna silvestre en la Región Continental por lo que hay que profundizarse mucho y emplear bastantes horas para localizarlos.
La vegetación pertenece a la selva de la Región biafrana con bosque litoral, cubierta en una mayor parte por manglares (Mangle rojo y Mangle blanco) al igual que gran cantidad de especies arbóreas de considerable altura. Algunos bosque primarios y secundarios se encuentran intercalados con fincas locales.
La topografía del Estuario está clasificada como colinas altas con aluviales inundados e inundables, asentados sobre areniscas y pizarras del secundario.
A la vuelta nadie me esperaba por lo tanto deduje que los "bocas agradecidos" solamente aparecen cuando intentan ganarse una medallita chivándose a las autoridades de lo que ellos creen que pueden sacar algún rédito personal. 
Para esta última etapa del viaje tenía planeado ir desde la costa de Kogo hacia el interior del continente, dirección Evinayong, utilizando igualmente los taxis compartidos pero desconocía que este medio de transporte no realiza ese trayecto a través de carreteras secundarias ya que están limitados a rutas establecidas. Ningún taxista quiso llevarme con la única excusa de que no se encuentran en buen estado, debiendo regresar a Bata y desde allí tomar la carretera principal que va hacia el oeste, previo pago de 70.000cfa. (más de 100€), perdiendo ese encanto de atravesar poblados aislados que aún no han olvidado sus costumbres tradicionales.
La vuelta a Bata, ahora me encontraba a 115kms. de ésta ciudad, la realicé finalmente en taxi en una hora y media, pasando cuatro controles policiales. Uno de ellos nuevamente desagradable con policías mendigando dinero para beber. Momentos de tensión por la mala actitud de un cabo al que me negué a pagar "el registro", es decir apuntarme en una libreta como hizo con los otros (que no pagaron) y un sargento con furibunda agresividad y frases provocadoramente racistas, como son muchos de ellos, intentando intimidarme pero finalmente cedió y pude pasar la valla sin darle nada tras recalcarle repetidamente que soy un "TURISTAque está visitando su país perfectamente autorizado para viajar y que no me falta ningún documento,. Por cierto, si le hubiera dicho que leyera lo que había escrito en la libreta estoy seguro que no podría ni "traducirlo", básicamente porque ¡¡apenas sabía escribir!!. 
Todos los viajeros del taxis se alegraron mucho al decirles que no les había dado nada. Me continuaron comentando que están muy quemados de algunos policías por sus malos modos e iracundas prácticas que en vez de ayudar al ciudadano lo que hacen es intimidarlos simplemente por placer, o por no pertenecer a su etnia (fang).
Como llegamos atardeciendo decidí hacer noche y mañana continuar a primera hora mi plan establecido.