21 de diciembre de 2018

Llega el Final

Ya me encuentro en Conakry, la capital,  dispuesto a concluir el viaje en esta ciudad. 
A primera hora de la mañana subí a un  7 place (30.000FG.) desde la estación de transporte público de KindiaFueron 140Kms. por una carretera asfaltada llena de agujeros y baches que ralentizaba muchísimo la conducción. 
En esta parte del país se comienza a observar cómo van desapareciendo prácticamente todas las chozas de barro y rafia de las aldeas y son incontables los inmuebles de cemento que los van sustituyendo. Conmovedoras las imágenes que van sucediéndose en cada poblado en zonas abiertas de puestos de mercadeo vacíos y la parcela llena de todo tipo de plásticos, desperdicios y basuras procedentes del día semanal de mercado que no son retirados en su momento. Y surge ante mis ojos algo que no veía en el N. del país: los vehículos de transporte públicos cargando sobre el techo todo tipo de artefactos con alturas que hasta triplican el tamaño del mismo, incluso con pasajeros aferrados sobre ellos de cualquier manera. Normal que vuelquen a menudo! La policía no controla estos peligrosos espectáculos sencillamente porque muchos de éstos viajan ahí también. Es la otra cara de la desgarrada pobreza que sufre el país. La ropa de los paisanos deja ya de ser tan colorida para pasar a ser géneros típicos de mercado chino: chaquetas-pantalón, camisetas de algodón, trajes estampados de moda económica, vaqueros, sandalias plásticas....
Al llegar al punto kilométrico 36 de la carretera Nacional hay un control de entrada y salida de la capital muy estrambótico: decenas de coléricos policías (solo les faltaba espuma en la boca) de forma extraordinariamente caótica reteniendo todo el tráfico "con una cuerda", pidiendo los documentos (muchos dan dinero para continuar sin más preguntas) aunque de manera sospechosamente aleatoria. Saben a quien parar!. A nosotros, a la entrada de la ciudad, también pero fue mucho mas distendido.
Internarse a través de la periferia de esta enorme ciudad no es nada interesante pues se caracteriza por el mogollón de retenciones principalmente en los lugares donde se concentran los vehículos de transporte público. Éstos paran de cualquier manera y suelen ser junto a los mercados, también obstruido por la enorme cantidad de viandantes que cruzan sin mirar, presentando una imagen dantesca con todo tipo de basuras amontonadas (en ocasiones humeando) que ocupan los arcenes de la carretera principal y mucha gente moviéndose junto a ella. 
El taxi se detuvo finalmente frente a la Gare Madina (en la N1)junto al Mercado Madina, otra caótica estación de transporte, a pocos minutos en moto de la zona que he elegido para quedarme.  Hemos tardado un total de cuatro horas en alcanzar el centro de la capital.
Por teléfono, el día anterior, había reservado una habitación en el Jardín de Guinea  (500.000FG./cama doble y climatizado), un conocido restaurante en Route du Niger que dispone de 4 habitaciones. Pero al personarme comprobé que el estado de la habitación no era apropiado al precio que piden por lo que opté por abandonar el hotel y dirigirme a la Residencia Al Nour, en la avenida de la Cornisa Sur, varios centenares de metros más allá, que ya había visto días atrás en Internet (el precio anunciado en Booking  era 595.000FG) y que, aunque siendo algo más caro, podría tener la opción de "trabajar" el precio y rebajarlo si hablaba directamente con la dirección, como así ocurrió (50€/noche, cama doble, baño, climatización, Tv)En estos momentos necesitaba echarme un pequeño lujo final para recobrar energías perdidas durante todo este viaje de incómodas carreteras, apretadísimos y desesperantes taxis y horas perdidas esperando en las estaciones de transportes por la salida de sus desvencijados vehículos. 
Sin duda alguna es un pedazo de hotel sobre el mar, muy bien cuidado, a menos de 4kms. del centro urbano (7.000GF. en TaxiMoto) en KaloumSe escuchan las olas romper bajo mi habitación, tiene una pequeña piscina con sombrillas y hamacas, nada mejor para concluir el viaje ya que el vuelo era de madrugada y me podía quedar el último día disfrutando de la piscina hasta el atardecer. Observando la estricta vigilancia del edificio por militares mercenarios armados y el mal carácter de todos ellos puedo suponer que se alojan muchos tipos importantes que tienen miedo de vivir (o prefieren refugiarse), en esta ciudad.
Desde que los empleados de las multinacionales de la minería y otras muchas empresas internacionales se han establecido en esta ciudad los precios se han elevado tanto que ya no hay hoteles económicos en el centro de Conakry, a excepción de la Misión Católica  (>160.000 GF.), ni si quiera de "calidad media" de menos de 25€. Casi todos son "desde 100€", por lo cual es mejor quedarse varios kilómetros fuera de la ciudad, que son más económicos, y moverse en TaxiMoto, Taxi compartido o a pie, aunque hay muy poco que ver en esta sucia ciudad como para estar mucho tiempo intentando descubrir otras cosas.
He recorrido muchas partes del centro de esta ciudad de configuración alargada y rodeada de mar, también muy sucio. No hay playas, todo son rocas. Sólo se ven a los niños saltando en el agua entre las piedras.
Las calles principales se colapsan sin control a cualquier hora del día. No hay aceras, ni zonas de aparcamiento para el transporte. Aparcar en doble fila es común pero luego se enfadan que lo hagan los otros conductores, o se paran en cualquier lugar de la vía para sus caprichos y obstaculizan a todos los demás!.
Aquí todos se mueven a mucha velocidad, como si se escapara la vida!. Coches, motos, transeúntes, tipos cargando sobre sus cabezas enormes bultos u otros empujando sus carros de cargas. Me resulta asombroso e inquietante. 
Cruzar la calle en ocasiones es una odisea. Hay que mirar constantemente a todos los lados porque siempre se viene encima una moto lanzada. O dos. O tres.... El claxoneo es inscesante y exasperante. Y la presión continua.
Las zonas comerciales de la ciudad están constituidas por los mercados Madina, Niger, Enipra, Dabondy..., donde más movimiento de gente se encuentra y más vida hay.
En ellos se puede encontrar de todo. Los puestos muy apretados y recargados de mercancía y el mogollón de gente pasando a través de ellos es un espectáculo visual y sonoro, pero para observar algo distante. Es el paraíso de los carteristas. No hay momento para el despiste ni para observar detenidamente algo en un puesto porque se tropiezan conmigo, o yo con ellos al caminar!. En ocasiones es prudente agazaparse en ellos o la avalancha de gente arrastra. Y en ese caso la presión vendría por parte del vendedor "invitando" a mirar su mercancía!.
Alrededor de los mercados se concentran los cambitas, con los fajos de billetes a la vista y llamando la atención pero en el momento de la transacción se esconden para no ser observados (?).
Pasear por el centro es observar que lamentablemente la mayoría de los edificios coloniales están en estado deplorable, sucios, decadentes, sin cuidados alguno desde que se construyeron.
Poco antes de los 60's el Gral. De Gaulle concedió a sus colonias mediante referéndum la oportunidad de elegir independizarse o seguir integrado en la comunidad francesa y Guinea decidió ir por libre, proclamándose independiente en 1958 en contra de los deseos franceses. Como castigo los gabachos en un brevísimo tiempo decidieron desmantelar toda la infraestructura que la desarrollaba provocando el colapso administrativo, económico, técnico y de personal, que nunca han podido recuperarse. Víctima de la represión económica sus efectos fueron catastróficos provocando un bajo nivel de educación, mala relación internacional, baja tasa de inversión extranjera....
Abandonados por Francia buscaron apoyo en la Unión Soviética con quien llegaron a mantener buenas relaciones. Hoy día van avanzando muy lentamente.
Incluso fue invadida en 1970 por las tropas portuguesas estacionadas en la colonia portuguesa de Guinea Bissau por el apoyo que el gobierno prestaba al movimiento independentista de esa colonia vecina. Aunque los pudieron rechazar continuaron ayudando a la resistencia convirtiéndose en su principal base logística y de preparación militar. Pues más leña al fuego!.
El último día me quedé desde las 12 horas, cuando más calor hace, disfrutando en la piscina del hotel haciendo tiempo para cuando anocheciera dirigirme al aeropuerto. Se puede ir en taxi desde 40.000FG. -según se regatee- y en TaxiMoto desde 20.000CF., pero es más polucionado y algo más peligroso porque en la carretera no se respeta nada, hay muchos coches averiados que retienen el tráfico constantemente y hay que esquivarlos al igual que muchas motos más que también lo quieren hacer a la vez. Son sólo 13Kms. pero con tanto tráfico parece mas lejano. Para regresar a la ciudad se puede coger uno de los taxis estacionados en el aeropuerto o caminar los pocos metros que hay hasta la avenida y parar un taxi colectivo o a un TaxiMoto.
El resto de los francos que me sobraron los cambié a los cambistas que se concentran en el mercado Madina pero también se puede cambiar a los que se encuentran tras la vallas del aeropuerto a unos precios no muy malos -también depende del poder de regateo de ambos-. El aeropuerto es muy pequeño, no tiene donde sentarse en el exterior mientras se espera la hora de entrada al edificio de la Terminal. Solo dispone de una cantina climatizada con unas pocas mesas. Tras las vallas que separa el recinto de la avenida se concentran algunos puestos de comida y bebidas.
De suerte que por la noche deja de hacer el insoportable calor aunque preferí tomarme las últimas cervezas en la cantina.
El control del aeropuerto es mucha risa. No examinan el equipaje al entrar al recinto ni al embarcar. Todos los policías piden dinero sin maldita vergüenza. Por supuesto, no hay que darles nada. Incluso, con la vaga excusa de que no se puede sacar dinero del país obligan a enseñar la cartera a todos los viajeros. No permiten si quiera llevarse las pocas monedas que suelen sobrar porque las quieren para repartirlas entre ellos. Como le había regalado los pocos francos que me sobraron al pibe de la cantina que me sirvió las últimas cervezas, se quedaron con las ganas. 
Una vez en la zona de embarque solo era cuestión de esperar la salida del vuelo.

Y éste es el punto final de mi viaje por las 3 Guineas
El recorrer estos tres países ha sido, por mi forma de viajar y mis experiencias por África Occidental, un viaje sencillo de realizar. 
Aunque todos tienen bellos enclaves turísticos que se encuentran entre los mejores del mundo, desafortunadamente, no son potenciados por sus gobiernos. Como si no les importasen en absoluto, ya que éstos no se preocupan por el patrimonio heredado de sus antecesores. Uno de los principales motivos es que hay que invertir recursos económicos en ellos. Incluso muchos inmuebles emblemáticos del pasado son irreconocibles hoy en día por falta de mantenimiento.
Aún así, suceden muchas diferencias entre estas tres que he visitado.
Si en la Ecuatorial la calidad de las carreteras y el sencillo acceso a los lugares más bellos del país fue lo mejor, los continuos y vergonzosos controles policiales o militares hacían pensarme bastante el viajar por el interior con la incertidumbre de ser retenido arbitrariamente, como le ha sucedido a muchos turistas anteriormente, y a mi en varias ocasiones, con el único propósito de reclamar dinero para continuar bebiendo alcohol.
Tanto en Bissau como en Conakry me sucedió todo lo contrario. Sus carreteras en estado deplorable hacía muy complicado, cansino y polvoriento llegar a muchos lugares, y los policías fueron en todo momento muy amables, simpáticos y respetuosos. En ningún momento les observé "los ojos enrojecidos!".
Aunque en todas el ser uno de los pocos viajeros que caminaba por sus calles, y con ello destacar como un “blanco perfecto” de miradas -y eso me encantó mucho-, se debe a que son destinos que anima a muy pocos viajeros debido principalmente a que no existe una infraestructura turística adecuada que motive venir. Seguiremos siendo los mochileros (y hoy día los cooperantes internacionales) los que continuemos la larga tradición de mostrar al mundo (es decir, a nuestros conocidos) destinos alternativos que a muy pocos se les pasa por la cabeza. 
Por otro lado implica que, al no ser tan comercial, por las calles nadie me ha molestado intentando venderme, o timarme, con precios abusivos demandándome en todos los casos precios correctos hasta para el transporte público. Si acaso, en algunos taxis he tenido que pagar un precio adicional por poner mi mochila en el techo del vehículo, algo que también han pagado en ocasiones otros viajeros locales, aunque probablemente más barato.
La pobreza es general. Hay gente extraordinariamente pobre que no tiene ayudas ni recursos para sobrevivir. Y lo saben sus gobernantes, pero intentan dar otra imagen al exterior. Por eso, hay que estar aquí. Vivir con ellos. Escucharlos. Entender que pasa en nuestro mundo. Qué noticias hay que filtrar, o comparar, o no creer!. 
Todos con los que he hablado, guineanos o extranjeros, coinciden en lo mismo: las multinacionales y las mafias que trabajan en estos países siguen extrayendo y llevándose los riquísimos recursos fuera del país bajo consentimiento político (a base de gratas comisiones). Políticos corruptos manejados por empresas poderosas que pagan sus campañas electorales y se encargan con sus medios de comunicación de engañar o "distraer" al pueblo. No interesa que los ciudadanos se manifiesten contra las formas de gobierno. Como siempre ha sucedido.
Que los políticos o militares de conveniencia colocados por estas mafias se encargan igualmente de no dejar prosperar al país. 
Aún así, las tantísimas comunidades, queriendo tener un papel activo en la política del país, se encargan igualmente de boicotear todo lo que no sea repartos en su propio beneficio. Y así no se llegará nunca a un futuro desarrollado. 

18 de diciembre de 2018

Abandono las Mesetas

A pocos días para llegar a Conakry, y por ende punto final del viaje, abandono las mesetas escalonadas y cortadas por valles que dominan llanuras y sabanas que tanto me han hecho disfrutar al recorrerlas, los altos acantilados en los que fluyen muchas cascadas, los ríos, los bosques impenetrables y las aldeas de chozas tradicionales de maderos, adobe y rafia para pasar a una zona más baja del país con paisajes muy verdes que siguen alegrando la vista.
Mi siguiente destino tendría que haber sido el Parque Nacional del Níger Alto para disfrutar de unas noches en el interior del mismo visitando uno de los pocos ecosistemas secos que quedan en el O. de África, pero tras varios días intentando contactar por teléfono con el personal del parque nadie me cogió las llamadas. Tampoco contestaron a Hassan Bah que conoce a Christien, la encargada del Centro de Reabilitación de Chimpancés que se encuentra en Somoria, una aldea a 30Kms. de Sidakoro, muy cerca del Parque. Ante esta inesperada eventualidad he decidido cambiar el plan final del viaje y concluir los días que me quedan cerca de Conakry.
El "Park National du Haut Níger" situado en la zona nororiental del país cubre alrededor de 6.000Km², de los cuales 600Km² conforman el área central. El parque protege importantes extensiones de bosque, sabana y se considera una prioridad de conservación para el África Occidental en su conjunto. Con varias zonas ecológicas, la dominante es la Sabana, consistente en bosques, matorrales y un área más pequeña de arbolestas ribereñas a lo largo de los ríos Níger y Mafou. Alrededor del 5% del parque es agrícola, concentrados en los bordes del parque, y en ocasiones sujeto a incendios durante la estación seca.
Su fauna diversa de mamíferos (más de 94 especies) y aves incluye pangolines gigantes, chimpancés del África Occidental, mangostas de Gambia (una especie endémica que parece estar bien representados en el parque), antílopes (kobs), nutrias, leones y manatíes africanos, entre otras muchas más. Y me lo he perdido!.
Así pues, no he tenido mas remedio que decidir al azar el siguiente destino entre Mamou o Kindia, las dos ciudades más cercanas a la capital. Aunque ninguna tiene nada interesante, he priorizado pasar el tiempo charlando con la gente y paseando por sus alrededores.
A primera hora de la mañana me dirigí en taximoto a la gare en busca de transporte. Tenía muy poco donde elegir ya que sólo había un taxi a medio llenar que se dirigía a Conakry. El de Mamou estaba vacío aún. La opción más acertada sería entonces ir a Kindia.
Desde Dalaba se puede llegar en taxi compartido hasta Mamou (60.000FG./1h.) y luego otro hasta Kindia, con la consiguiente pérdida de tiempo porque no son rutas muy demandadas, o comprarlo hasta Conakry (85.000FG.) y descender en el cruce de entrada a Kindia. Y elegí éste ultimo por economía y seguridad en la salida.
La carretera asfaltada, aunque en buen estado, presenta bastantes agujeros y socavones que hay que esquivar por lo que la conducción se ralentiza en diversas partes del recorrido. No hay mucho tráfico así que los conductores se confían en exceso produciéndose bastantes accidentes. En los arcenes se ven coches y camiones abandonados, todos destrozados, que con el paso del tiempo ya nadie retira. En las cuatro horas que duró el trayecto observé 3 accidentes recientes y varios vehículos reparándose en el mismo carril o esperando asistencia.
Desde el cruce de Kindia hasta el centro hay aprox. 5Kms., y aunque cerca hay algunos albergues y hostales preferí subir a un TaxiMoto que me llevara hasta el centro de la ciudad para hospedarme en un clásico, el Hotel Buffet de la Gare (130.000-250.000 FG./cama doble, baño, y climatización los más caros), un hotel de la era colonial ahora reformado, pero en estado decadente.
El tráfico en esta ciudad es mucho más fluido pero a la vez más caótico. Hay mucha gente caminando por las calles, sin acera, invadiendo la vía pública debido a los muchos puestos situados en cualquier lugar posible. Y la zona del Mercado Central es la más bulliciosa, la más incontrolable, la más fascinante. 
Esta ciudad es uno de los principales centros de comercio de arroz, tubérculos, tomates, plátanos, cítricos y mangos plantados en el área agrícola circundante. Y también de ganado
Miles de personas se concentran en una amplia extensión de callejones, pero moviéndose de un lado a otro a velocidad endiablada. No es aconsejable ir mirando muy detenidamente los puestos porque se corre el riesgo de ser arrollado, o golpeado como me ocurrió en los primeros instantes. El ruido continuo de claxon, de motores de enormes camiones, de gente gritando, u olores desagradables, me avisa que ya no estoy en la montaña, sino en una gran urbe, pero hace del momento algo que hay que vivirlo personalmente. Con intensidad. Una buena idea fue sentarme en una cafetería y observar detenidamente el incesante flujo de gente callejeando sin parar.
Kindia es uno de los mejores lugares del país para encontrar los tejidos de índigo teñidos con técnicas tradicionales, otro de los principales productos locales manufacturados que se venden principalmente en la capital.
Al anochecer se montan ventorrillos cerca de la concurrida estación de transporte público con diferentes tipos de comidas a unos precios irrisorios. Por 5.000FG. se puede comer un buen plato de arroz con verdura, carne o pescado, y salsa. 
Hay varias rutas posibles por los montes y cascadas cercanos que se pueden visitar fácilmente en moto, como la peculiar cascada Chute de la Voile Mariée (o cascada del Velo de la Novia), una fina caída de agua de apox. 80mts. que recuerda al velo blanco que utilizan como complemento algunas novias, pero me han advertido que apenas cae agua y no es tan vistoso estos días porque no ha llovido nada
He preferido relajarme en esta ciudad paseando tranquilamente por sus calles transversales observando la vida en familia y el continuo movimiento de gente. Estos días no hay corriente eléctrica en toda la ciudad y las tiendas tienen que tirar de los motores eléctricos y paneles solares para tener algo de luz. 
Como anécdota igualmente interesante, me han contado algunos vecinos que las primeras secuencias de la película "Tarzán"  fueron filmadas en Kindia.

17 de diciembre de 2018

En el Corazón del Futa Djalon

Desde Mali ville a Labé hay una buena tirada de kilómetros que hay que realizar entre una serie de subidas y bajadas de montañas de diferente alturas. La carretera de tierra y piedras hace lenta y tediosa la circulación. Hay que esquivar una gran cantidad de socabones. 
Monté en un 7place (7 plazas), un viejo Peugeot 505 , que tardó más de una hora en llenarse. En llenarse con 10 pasajeros y dos niños en el maletero!. Aquí se aprovecha el mínimo hueco para meter a más gente posible. 
Como apenas hay controles de la policía, y si suceden, no hay problema alguno porque todos se conocen. Ni en ir en el techo sentado sobre una gran cantidad de bultos. Las vistas por esta parte el país son espectaculares, entre bosques de recargada vegetación salvaje, enormes Ceibas, precipicios inquietantes, tramos de carreteras empinados, paisanos de la comunidad Fula caminando con algún rifle de caza, o con sus azadas y machetes tradicionales de trabajo al hombro. De hecho, el trabajo en los campos se hace a mano, no hay mecanización y apenas tracción animal. Las vacas se pasean muy "a sus antojos" y ni siquiera dan leche para la población. Sin embargo toda esta región es rica en agricultura.
También se observan grupos de mujeres con coloridos trajes cargando cualquier cosa sobre la cabeza, niñas con baldes de agua también en la cabeza o leña para el fogón de casa, vehículos levantando gran cantidad de polvareda al cruzarse o adelantarnos ocasionando que entre por las ventanas y quedemos todos "empolvados".
Sigo en la región de los Fulas o Fulanis, musulmanes llegados al Futa desde el s.XV ocupándolo gradualmente hasta el s.XVIII para formar finalmente un estado teocrático centrado, desarrollando una actividad agrícola basada en el cultivo del fonio. El Arroz, el Mijo y el Maíz también lo han desarrollado gradualmente. Pero en menor medida. Así como las papas, las batatas y la mandioca.
Tienen abundante ganado, pero de escaso valor, aunque la manada es ante todo un signo de riqueza y prestigio.
Tardamos más de tres horas en llegar a Labé, a más de 900mts. de altitud, con sus numerosas paradas para rellenar el vetusto radiador.
Sus calles principales aunque están asfaltadas, muchas de las transversales son de tierra, tienen muchos agujeros y están muy sucias. Aunque hay un limitado servicio de recogida de basuras la gente lo tira todo a la calle. Miles de plásticos se amontonan en cualquier parte de las mismas.
Desde la gare voiture Daka (la estación para el transporte público que va o viene del N.) subí a un TaxiMoto (5.000FG.) para que me llevara al Hotel Tata300.000FG. con desayuno o 250.000FG. sin/cama doble, baño y ventilador150.000 /cama individual, ventilador y baño compartido, con zona de jardín y restaurante (caro), uno de los mejores hoteles de la ciudad. Y muy limpio. 
Allí hay una agencia de Futa Trecking Aventures con quienes acordé una visita en moto a la Cascada Saala (200.000FG.), a casi hora y media (42Kms.), un entorno muy agradable para pasar mejor la tarde que la mañana por la posición del sol. La confluencia de varios afluentes alimenta el río que termina precipitándose en doble caída. En la parte alta se puede bañar con toda tranquilidad.
La zona más vibrante de esta ciudad es su Mercado Central, un lugar que se llena de tanta gente que resulta hasta caótico caminar sin ser atropellado por los TaxiMotos. Un típico mercado africano centro de ventas de todo tipo de productos con gente que viene hasta de Senegal.
Al atardecer un lado de una de sus calles se llena de vendedores ambulantes de ropa usada y trastos chinos que llega a colapsar el tráfico. Desde que comienza a oscurecer todo se recoje y la gente va desapareciendo de las calles. Las tienditas de víveres (boutique), unos pocos restaurantes y los puestos de carne a la brasa son los únicos que aguantan hasta algo más tarde.
A primera hora de la mañana fui en TaxiMoto a la gare voiture del transporte que va hacia el S., para dirigirme a Pita y desde allí otro 7place hacia Ducky (45Kms.) donde se encuentra el albergue de Hassan Bah, un guía que es todo una institución. Lleva más de 20 años guiando a los turistas por esta parte del país e incluso por otras si es contratado para ello.
Como tanto el 7place de Labé como el de Pita tardaron ambos mas de hora y media en llenarse y sus continuas paradas durante el recorrido llegué a Ducky a las 15:30. Desde el cruce hasta el albergue aún quedan 2Km., y no hay ni siquiera TaxiMotos, teniendo que hacerlo a pie cargado con mis mochilas. De suerte que estamos en zona de altura (1.150mts.) y no hace calor. Tampoco mucho frío en la noche. Como Hassan no se encontraba ese día su hermano Abdul me atendió. Han fijado unos precios estándar:
45€ (cabaña Fula simple con cama doble y otra superior/baños compartido), 3 comidas y paseos por los alrededores. La mayor parte del dinero se invierte en la comunidad.
La primera salida que me propuso Abdoul fue de dos horas y media a través de un acantilado cercano (Pelal Dou) un macizo de arenisca compuesto de extrañas formaciones pulidas por el agua y el viento, con la roca Hiena en medio del valle Karé y detrás lo que los guineanos llaman el "Gran Cañón" al fondo, luego descendimos por el acantilado por una ruta entre enormes paredes de piedra en un área de jungla que llaman pasaje de Indiana John, con enormes columnas de rocas cubiertas de raíces, lianas, musgo de la gran humedad que hace y pequeñas piscinas de agua fresca. Atravesarlo es emocionante. De ahí su nombre!.
Ya de vuelta al campamento nos "cayó el sol" con unos extraordinarios colores del atardecer.
Frente a mi choza se hospeda Alix, una francesa que vino el mismo día que yo y también viaja sola. Ella viene de la capital hacia el N. para visitar también los montes del Futa Djalon.
Con ella y el guía Hallasan, hijo de Abdul, hice al siguiente día el sendero que bordea todo el acantilado Pelal Lou, un paseo que comienza descendiéndolo, se pasa junto a la enorme roca Hiena con unas fenomenales vistas del acantilado a la derecha -estuve en su parte alta el día anterior- y una amplia vaguada a la izquierda, continuamos luego descendiendo paralelo a otro acantilado (Feto Naló), aún más alto, y bajo las aguas que caen del mismo con unas espléndidas vistas del enorme valle y sus caseríos esparcidos por un amplísimo área. Continuamos el camino que sigue durante varias horas por la base del acantilado Sanpirin, de más de 250mts. de altura, marcado solamente por el paso de los turistas ya que no es zona de tránsito de los habitantes. Nos bañamos y almorzamos en una piscina natural de uno de sus manantiales, y comenzamos luego la empinada remontada por un corte de pared (Baalan) con ayuda de diferentes escaleras de ramas y estacas atadas. Tardamos en escalar esta parte algo menos de una hora para llegar a la parte superior y desde allí continuar la marcha hasta el campamento. En definitiva, un espectacular paseo quizás el mejor que he realizado hasta ahora en las 3 Guineas.
El tercer día continué yo solo con Hallasan porque Alix marchó temprano hacia Pita. Esta vez fue un paseo menos arduo, bajando otro acantilado hasta la cascada Sanpeirin y pasando por varias piscinas naturales donde nos bañamos y almorzamos. La vuelta vadeando el río Sanpierin nos condujo nuevamente al campamento a través de diferentes senderos también marcado por el paso de los turistas.
Realmente los 45€ es caro para el servicio que prestan. Las cabañas son simples, los baños sucios y las comidas muy pobre, debido a que no tiene competencia comercial. Sin embargo, Hallasan, aunque es menor de edad y no va a la escuela, conoce bien el terreno que pisa, pero desconoce la avifauna.
El siguiente destino de este viaje ha sido Pita, para ver las dos cascadas más conocidas de Guinea: Kambadaga y Kinkon.
Aunque me levanté temprano para intentar coger el primer taxi de la mañana no fue hasta más de las 9 cuando apareció el primero. Otras dos horas de fatigoso recorrido por la tediosa carretera y tras descargar en la Gare el chófer amablemente me dejó en la puerta del hotel Barry Voyages (150.000 FG./cama doble, ventilador y piscina en zona ajardinada) a 3kms. a las afuera de Pita, en una zona muy tranquila. Lo primero que hice fue pedir que contactaran con alguien que tuviera moto porque quería visitar las afamadas cascadas.
Sobre la marcha apareció Amadou un Taximoto que trabaja para el hotel. Por 130.000FG. convenimos visitar durante toda la tarde las dos cascadas.
La primera, y más espectacular, se encuentra a 1h. por una carretera de tierra y piedra entre bosques y aldeas. Tiene tres zonas bien delimitada: la primera a través de un sendero que lleva hasta un mirador sobre un risco donde se aprecia las dos terrazas con sus correspondientes caídas de agua en un entorno espectacular. 
Tomando el camino de la derecha, en una bifurcación, se llega a la parte más alta de la cascada, a la que se puede acceder fácilmente sobre la plataforma rocosa y caminar entre las piedras porque ahora hay poca agua. Un puente de cables, chapas y ramas algo deteriorado permite el paso a la otra orilla. Si se sigue el sendero de la izquierda se llega hasta la plataforma rocosa de caída del agua, una zona espectacular con extraordinarias vistas sobre la siguiente terraza y el valle al fondo.
Si se continúa el sendero que se pierde ente el espesor de tanta vegetación se podría llegar a un punto del monte donde observar más de cerca la caída de agua pero hay que invertir mucho tiempo en encontrar ese lugar porque es fácil perderse si no se va acompañado de alguien que conozca el entorno. Amadou, con cara de asustado, ni siquiera se atrevió a tocar la oxidada y desvencijada pasarela.
Regresando a la anterior bifurcación y siguiendo el camino de la izquierda se llega a un sendero estrecho que desciende muy empinado y dificultoso de caminar hasta la base de la cascada principal y la terraza de la segunda caída de agua con las mismas espectaculares vistas sobre la pileta donde cae el agua y el valle hacia donde circula.
La siguiente visita la hicimos a la cascada de Kinkon, a 11Kms. de Pita, una caída de agua de 80mts. en un estrecho desfiladero que forma terrazas entre rocas de color ocre que se funde con el negro y cae sobre una profunda pileta. Un mirador situado a media altura permite una perfecta vista de la cascada. 80mts. más abajo se encuentra una Central hidroeléctrica construida por los chinos, y algo más allá el desfiladero se abre con una asombrosa perspectiva sobre el valle Kokoulo.
Esta zona ha sido empantanada para que la central alimente a toda esta región, por lo que hay que pedir permiso de entrada a los militares que custodian el embalse y dependiendo del tipo que se encuentre y las ganas que tenga de dialogar puede cobrar entre 20-50.000FG..
El embalse contiene una gran diversidad biológica. Disfrutar del atardecer es una gozada.
Pasear por la calle principal de Pita -que es la autovía general- y por sus calles transversales de tierra, es todo un contraste de imágenes típicas de ciudad africana empobrecida con decenas y decenas de desvencijados quioscos y almacenes, vendedores y vendedoras de barras de panes que amontonan en cestas de mimbre o en cajas de cartón, puestos de comida con barbacoa, un Mercado Central muy activo...
El domingo es día de mercado semanal (lumo) en Dalaba por lo que aproveché para llegar a esta ciudad a 55Kms./1h., así que intentando ser de los primeros en llegar a la gare para subir a un vehículo que fuese hasta esa ciudad no me sirvió de nada. Más de dos horas esperé sin resultado que se llenase un coche, y ese día éramos sólo 3 (aquí meten hasta 6 pasajeros). De suerte que apareció otro que salía hacia allá, pudimos montar y por el camino fue cogiendo algunos pasajeros más. En una hora estábamos en Dalaba. Me bajé en el cruce de entrada y desde allí subí a un TaxiMoto para que me llevara al Albergue Seydi (conocido por Chez Koffi), a 2Kms. del centro, en un barrio muy tranquilo, lejos del polvoriento núcleo urbano. Aquí también hay calles de tierra roja muy polucionada.
El albergue es parte de una vivienda particular que, aunque vetusta, aún mantiene su encanto con unas vistas formidables sobre los montes cercanos. Dispone de 4 habitaciones (100.000 GF./cama doble y baño).
Lo primero que hice fue visitar la Casa Turística que lleva, junto con otros guías, Amadou, un tipo muy preocupado por el entorno y en ampliar las oportunidades de visitas para los turistas que hasta aquí se acercan. El único problema que sucede es que no consigue ayudas ni la infraestructura adecuada por parte de los políticos locales más preocupados por "SU comisión" que por el avance de la región.
Una vez concretado el tipo de paseo que íbamos a realizar el siguiente día por la mañana, me dirigí a la zona del Mercado a ver como se desarrollaba por esta parte del país. Me pareció uno de los mercados más activos y colorido de todos los que he visto hasta el momento en estas 3 Guineas. Gente de diferentes partes de la región con sus productos tanto de la tierra como manufacturados: frutas y verduras de sus huertos, tejidos, ropa, cabras, vacas y toros, productos chinos... 
Como habíamos pactado hicimos una ruta de cinco horas por los montes cercanos, el Pont de Dieu -un puente natural de piedra por donde circula el agua del río que cae en cascada en forma de pequeñas terrazas-, zonas de pinos y de bambús plantados hace años, hermosos paisajes y una mina de arena blanca para la construcción donde trabajan a pleno sol varias decenas de hombres.

9 de diciembre de 2018

Cruzando Fronteras

Por la mañana me dirigí al Paragem en busca de transporte hacia Buruntuma, la última ciudad guineana donde se encuentra la frontera.
Tuve que esperar más de tres horas que se llenara el Minibus, salimos algo más de las 12 del medio día, y a mitad de camino tuvimos que detenernos debido a un problema con el tambor de una de las ruedas delanteras (otras 2h. mas esperando para su reparación), por lo que llegamos a las 5 de la tarde al primer control fronterizo.
Normalmente esta ruta se hace en menos de dos horas pero como los vehículos por esta parte del país están completamente destrozados, nada es seguro. Ni la salida el mismo día -depende que hayan suficientes pasajeros para que el chófer decida si salir o no- ni la llegada a su destino.
Nada más descender del Minibus una agente de policía me llevó hasta una cabaña de madera y rafia donde se encontraba un superior suyo para realizar los trámites normales en estos casos. Una vez tomado datos y sellado el pasaporte subí a un Taxi-Moto para que me llevara varios kilómetros más allá donde se encuentra la frontera de la República de Guinea. Allí, en el otro puesto fronterizo, un agente apenas me registró las mochilas al responderle que era turista y que sólo llevaba mi ropa de viaje, pasando luego a otro edificio donde me sellaron, tras tomar anotación de mis datos, la entrada al país. En ninguno de los dos controles me pidieron dinero alguno, como suele suceder en algunos casos.
Sobre las 5:30 de la tarde ya estaba dentro de la última Guinea que me faltaba por conocer. Varias pasajeros me esperaban para compartir un taxi, y como sólo éramos 6, y el conductor no arrancaba hasta que no hubieran los 7 necesarios entre todos pagamos ese asiento que faltaba por cubrir y pudimos salir hacia Sareboido, una pequeña ciudad que se encuentra a unos 17Kms. (hicimos cuatro paradas por problemas de motor), donde tendríamos que coger otro 7place hacia Kundara (15.000FG./90min.), mi destino final y de otras personas más. Llegamos de noche, algo que nunca me ha gustado porque no me permite orientarme correctamente (siempre busco como referencia elementos muy altos: minaretes de mezquitas, torres de telefonía...).
Le pedí a un TaxiMoto que me llevara a un hotel en condiciones y tras visitar varios extremadamente decadentes me quedé en el Motel del Colegio Buaró (150.000 FG./cama doble, baño compartido), cerca de la Gran Mezquita y del Mercado.
Koundara es una ciudad grande, sucia, decadente, con un mercado muy activo y colorido, que se atiborra de gente por las mañanas. 
La circunda principalmente zonas de sabana habitada por comunidades Peul (o Fulani), Konyagi, Basari y Badiaranke, que cultivan mijo, cacahuete, maíz..., y cuidan su propio ganado.
La ciudad es muy poco atractiva ni tiene edificación o monumento emblemático como para quedarse más días. Es, si acaso, un punto de partida, por su cercanía, hacia el Parque Nacional Niokolo-Badiar que comparte con Senegal. Y también a mi siguiente destino: Mali Ville, una ciudad de montaña, en el Fouta Djalón, a 1.460mts. de altitud.
Como desde Kundara no hay transporte público por el pésimo estado de las carreteras, y lo lejos que está (>180 Kms.), decidí intentar ir en TaxiMoto atravesando sus montes y así poder ver más de cerca esta parte del del país. El propietario del motel contactó con el mismo tipo que me trajo desde el paragem en su moto dos días antes. Convenimos un precio final de 50€ (o 550.000FG.).
Ocho angustiosas horas!, a través de carreteras y senderos de tierra, arena y rocas que hizo una conducción caótica. Más de una decena de veces tuve que descender de la moto y ayudar a empujones que pudiéramos salir de situaciones imposibles. Por estas carreteras de montañas es mejor circular fuera de la temporada de lluvias, como ahora, aún así es muy complicada de atravesar sin un buen 4x4. La moto es el medio más económico y aventurero!
Sin duda alguna los asombrosos paisajes tan secos como tan verdes por los que íbamos circulando hizo que fuese más agradable tanto esfuerzo, al tratarse principalmente de hermosas sabanas arboladas donde predominan Baobads, enormes Ceibas, Nerés..., que se mezclan con cítricos, mangos, ciruelas silvestres, antenas de telefonía..., y las aldeas de chozas de paredes bajas y techos de rafia junto con viviendas más modernas, sus pequeños huertos y sus vacas.
El Fouta Djalon ocupa unos 80.000Km² de riqueza natural y cultural. Se compone principalmente de Mesetas escalonadas, cortadas por valles que dominan llanuras, Sabanas y Bosques entrecruzados por muchos ríos y grandes Acantilados de los que fluyen muchas Cascadas dignas de ser disfrutadas.
La noche anterior había llamado a Souleymane Dailo el propietario del Auberge Indigo para avisarle que me dirigía hacia Mali para quedarme en su albergue unos días y visitar los alrededores. Me dijo que no había problema y que tenía una habitación donde alojarme.
Así que al llegar a Mali-ville lo volví a llamar y envió a Diabaté, su empleado, con su moto a mi encuentro. Lo seguimos hasta el albergue que se encuentra en lo alto de un monte, en un terreno de colada granítica de muy difícil acceso tanto en dos ruedas como a pie. Parece mas bien un malpaís.
El albergue dispone de tres cabañas y varias habitaciones con cama doble. La ducha y el baño en asquerosas condiciones se encuentra en un lado del terreno delimitado por vallas metálicas. El agua es mediante cubos y la luz procede de baterías solar durante todo el día (80.000FG.).
Las noches las he pasado bastante bien, con baja temperatura pero muy cómodo.
Los meses de octubre y noviembre marcan el final de la temporada de lluvias, con temperaturas más agradables, es decir mucho menos calor (los meses de mayo y junio son muy cálidos y el paisaje mucho más seco). Las temperaturas debidas a la altitud a la que me encuentro son mas bajas que en otras partes del país, no superando los 20ºC. de día y 15ºC. por la noche.
La primera visita que hicimos fue a la Dama de Mali, o Monte Loura (1.534mts.), el más alto de la región, una enorme roca que dicen que tiene forma de la figura de la cara de mujer mirando al valle, y eso parece aunque no vi tan ajustada esa definición, pero el entrono es espectacular. Quizás la hora del día y la situación del sol le pueda producir ese tipo de sombras que reproduzca ese aspecto humano. 
Frente a la Dama se puede admirar todo el valle hasta Senegal, el río Gambia y los montes de Guinea pero el viento que estos días está soplando bastante fuerte levanta el polvo del terreno por la zona senegalesa no permitiendo ver con claridad. Sin embargo, el verde, tras las lluvias, es asombroso.
El paseo de varias horas hasta allí es interesante, atravesando diferentes senderos, algunas partes duras de caminar por la morfología del terreno, tipo malpaís "rompe-tobillos", y otras más suaves de pisar.
El macizo del Fouta Djalon es una meseta montañosa cubierta de bosques, con un relieve que permite la formación de cascadas y piscinas naturales, habitada mayoritariamente por la comunidad Fula (Peule), una etnia muy amable y simpática. Muy diferente a aquella que conocí en Níger hace algunos años.
Otra visita la hicimos el siguiente día a una cascada y varias piscinas naturales en moto a través de varias aldeas.
Lamentablemente la poca agua que queda tras las últimas lluvia no ayuda a la belleza de las caídas de agua de toda esta parte del país. Por lo tanto tendré que adaptarme al momento y ser consciente que a muchas de ellas no valdrá la pena acceder.
De vuelta visitamos familiares y amigos de Diabaté, charlamos un buen rato bajo la sombra de inmensos árboles, tomamos te y nos dieron algunas verduras recién cortadas de sus fincas cercanas. Sin duda alguna, la amabilidad de este pueblo se nota al momento. Son muy educados y respetuosos: Ndyarama! (saludo).
La última noche aprovechamos para despedirnos brindando con unas cervezas pero aquí no es costumbre beberlas fría porque no hay hielo ni electricidad para mantener las neveras en condiciones. Así que duró poco la salida.
El domingo es día de mercado (lumo). Vienen gente de muchas partes del N. de Guinea y de Senegal, aunque no es tan colorido como los de la zona S. de Senegal, así que para aprovechar los planes que tengo pensado realizar los próximos días he decidido continuar el viaje dirección S., hacia Labé, que también es su día de mercado, y desde donde quiero visitar algunas cascadas cercanas -si hay agua suficiente- y también poner en orden mis apuntes de viaje en el Blog.