El ferry, un viejo
artilugio de navegación que sale casi todos los días de la semana, a pesar de
su mal estado no es nada incómodo porque el trayecto se hace ameno debido a la
tranquilas aguas por las que navega.
El río es bastante
ancho en esta parte porque se trata de su desembocadura, se mezcla con las aguas del mar
formando llamativas figuras de tierra revuelta que emerge del fondo.
Lo peor, si acaso,
es el polvo en suspensión que flota en el aire estos días no permitiendo
observar con claridad las extraordinarias vistas del entorno: amplias franjas
de manglar y las extensas arboledas donde habitan innumerables aves.
Al llegar a la
orilla opuesta mucha gente de los poblados cercanos esperaban el desembarco de
los pasajeros para subir y regresar a Bissau, muchos de ellos cargando con
rollos de esteras, maletas, alguna cabra y un par de cerdos.
A un lado se
congregaban las vendedoras de carne, pescado, verduras..., y algo más allá
varias camionetas aguardaban retornar con nuevos pasajeros a sus destinos de
origen.
Una vez cargados
de bultos y todos hubimos montado y sentados en la maderas dispuestas en los
laterales de la caja trasera, arrancaron. Circulamos por una estrecha carretera
de tierra roja llena de enormes socabones haciendo que la conducción fuera
lenta, caótica, cansina y extremadamente polvorienta.
La camioneta hizo
muchas paradas en diferentes tabancas y en dos horas y media estábamos en
Fulacunda, destino final -y el más cercano a Buba-, todos llenos de polvo y con
el culo machacado a causa de los saltos que dábamos cada vez que pasábamos por
uno de los miles de baches.
Como habíamos
llegado a las cuatro de la tarde y a esa hora es bastante difícil encontrar
medio de transporte para continuar, sin tiempo que perder pregunté por alguien
que me pudiera llevar en moto hasta Buba. Al poco tiempo apareció un joven con
una que me llevó los 25Kms. que quedaban (6.000Cfa./1h.), pudiendo alcanzar definitivamente la ciudad casi
anocheciendo.
Buba es una ciudad
polvorienta, nada atractiva, atravesada por una larga carretera donde se
encuentran a ambos lados los diferentes barrios (conjunto de viviendas),
almacenes y tiendas hasta que ésta finaliza en el río Grande de Buba.
Hay dos posibles
lugares donde alojarse junto al río:
Apartamentos Boca do Río (12.500Cfa.)
y la Pousada Bela
Vista (17.500Cfa.) que se encuentran justamente en la orilla, muy cerca de la
Sede del Parque Natural de las Lagunas de Cufada, donde sus Guarda-Parques
realizan visitas guiadas a quienes estén interesados por esta parte del país.
Opté por quedarme
en la Pousada porque me permitieron hospedarme por 15.000Cfa./cama doble,
ventilador y baño interior. Es un complejo turístico mucho mejor cuidado y muy
limpio que el otro, con una estupenda terraza para observar el amplio manglar
del río aunque los cientos de mosquitos que revolotean hacen molesta
la presencia, y mucho más al atardecer.
Yo mismo hice
contacto con los guarda-parque para conseguir que me permitieran acceder a la
zona de las lagunas.
La Laguna de
Cufada está situada en la región centro-sur del país, entre el río Corubal al
N. y delimitado por parte del río Grande de Buba al S. y por el río Fulacunda
(su afluente) al Oeste.
Los precios de la
visita están establecidos:
Permiso de
Entrada: 7.500Cfa.
Guía: 2.500Cfa.
Canoa: 5.000Cfa.
Palista de la
canoa: 2.500Cfa.
Como no tengo
transporte propio acordé con el guía ir juntos en su moto por 7.500Cfa.
Y hasta allí nos
trasladamos por la tarde para pasear por sus aguas e intentar observar la
avifauna y los bosques de la zona.
Un desvío en la
carretera cerca de la tabanca Madina Atché llega hasta unas chozas donde habita
una familia de pescadores que han sido contratados por el Parque para remar las
canoas que llevan a los turistas por la laguna. Un pequeño embarcadero de
madera sirve de comienzo de la excursión. Las vistas que se
tiene en este punto son espectaculares.
El objetivo del
Parque es preservar los humedales de agua dulce de esta región, de abundante
vegetación acuática y rica biodiversidad animal.
La superficie
forestal del Parque comprende más de 37.000ha..
Aunque ahora no es
época de paso de aves (sucede a partir de mayo) con tanta agua como queda (ya han pasado las lluvias) es posible aún ver bastantes especies.
Estuvimos
navegando y disfrutando de la tranquilidad de sus aguas -sin duda alguna
gracias al palista- llenas de nenúfares, peces saltando entre las hojas
flotantes, algún que otro pequeño caimán tomando el sol que al vernos reculaba
para esconderse, y observando el revolotear de diferentes aves como la Garceta
negra, Garzas, Patos y algunos pelícanos.
Paramos en un
observador, ahora en mal estado, para escuchar los diferentes sonidos
producidos por las aves y la cantidad de ranas que habitan por esa parte de la
laguna. Y poco más.
Al atardecer el
paisaje se volvió todavía más bucólico mientras observábamos la caída del sol a
través de las ramas de los enormes árboles y la lenta aparición de la bruma
desde el bosque.
Durante la vuelta
nos calló la noche, momento para cenar en uno de los puestos de comidas
callejero, luego unas cervezas en un bar con mesas y sillas en el exterior mientras
observaba el movimiento de la gente y retirada pronto porque había que
levantarse temprano para seguir la ruta marcada.
A varias horas de
Buba, pero más complicado para llegar si no se tiene transporte propio -y mejor
si se trata de un buen 4x4-, se encuentra otro Parque Nacional muy interesante
para visitar: el Parque Nacional de Cantanhez, mi siguiente destino en esta
zona S. del país..
Como me pasaron el
número de teléfono del Sr. Beko, director del Parque, por la noche lo llamé
para pedir información acerca de cómo llegar y comunicarle mi intención de
dirigirme al día siguiente hasta allí para pasar varios días allí. Como
se encontraba en Bissau gestionando me comentó que él llamaría a los
guarda-parques para darles instrucciones para que prepararan un lugar donde
alojarme.
En Buba es muy complicado encontrar transporte público hasta Jemberen, la aldea que se encuentra junto al Parque Nacional, por lo que habría que intentarlo en Quebo.
En Buba es muy complicado encontrar transporte público hasta Jemberen, la aldea que se encuentra junto al Parque Nacional, por lo que habría que intentarlo en Quebo.
Así que, a primera
hora de la mañana me dirigí al paragem de Buba en busca de transporte hasta
Quebo y desde allí encontrar a alguien con una moto que me quisiera llevar,
como así sucedió casi de inmediato (23.000Cfa./2h30min.). Tomamos diferentes
senderos que atravesaban varias tabancas, bosques y zonas protegidas
pertenecientes al Parque Nacional.
Al llegar al Parque esperaban mi llegada porque
Beko había dado aviso como me había dicho por teléfono.
Me dieron una
habitación de dos camas con mosquitero y baño compartido (10.000Cfa.).
En otra habitación
se encontraba Marina, una investigadora cooperante catalana que estudia a los
chimpancés de esta parte del país desde hace varios meses, que me introdujo tanto en la comunidad como
en lo referente a la fauna que habita en este Parque.
Se trata de un
campamento con una vivienda de varias habitaciones con baño compartido y varias chozas
individuales con baño interior. Agua corriente las 24h., una
terraza-restaurante con cocina en el exterior, una pequeña piscina en desuso y
un amplio jardín con enormes árboles. Hay luz sólo de
19:00 a 23:00.
Seydo, el guía que
me acompañaría en las diferentes entradas por los senderos del interior
(5.000Cfa.), me pondría al tanto de todo lo que nos íbamos encontrando.
Una salida a las
8:30 de la mañana para ver el interior del bosque Semi-Primario, conocer
algunos de sus enormes árboles y de paso procurar, tras detectar huellas de
algún chimpancés, verlos en acción pero sólo pudimos oírlos muy cerca tras la
espesa vegetación. Esa mañana no observamos mucha vida
animal, encontramos algunas familias de Macacos, Ardillas, Turacos de cola
negra, Águilas, Mariposas de diferentes tamaños y colores y, eso sí, pudimos
escuchar una gran variedad de sonido de otras aves pero sin poder verlas directamente.
Con mucho más
tiempo y pasando varios días en el bosque es posible observar otros primates
como el Mono verde, Babuinos, Monas de Campbel, Colobos Blancos y Negros, o
Rojos, Galagos, Monos Patas....
Mamíferos como
Gacelas, Cervales, Cabras del bosque, Mangostas, Ratas de Gambia,
Puercoespines, Gatos Lagaro, y aves como Baranos, Garzas, Murcielagos, Buitres
(aunque más cerca de las zonas habitadas).
A las 5:30 de la
mañana siguiente nos pusimos en marcha hacia el interior del bosque, tras media
hora a pie por un sendero poco transitado, para observar el despertar de una
familia de chimpancés que dormían en unas copas de palmeras.
Nada más amanecer
nos situamos silenciosamente muy cerca de las palmeras donde se encontraban
durmiendo. Tras casi una hora de espera y observando sus ligeros movimientos solamente pudimos verlos descender y perderse entre la espesura.
Una lástima porque duró poco tiempo el contacto pero mucha suerte porque otros
visitantes anteriores no pudieron localizarlos durante los días que
estuvieron en el P.N..
La tranquilidad
con la que se vive en Jemberen se transmite al conjunto del P.N..
Jemberen es el
típico poblado africano atravesado por una carretera de tierra en muy mal
estado, casas y tiendas (con precios económicos) a los laterales donde la vida
familiar se desarrolla prácticamente frente a las viviendas particulares. Las mujeres colocan los calderos sobre el fuego para hacer la comida (muchas familias solo
comen una vez al día), lavar o sacar agua de los pozos, los mayores están
sentados a la sombra compartiendo, los más jóvenes van a la escuela y los menos
van en busca de ramas secas al interior del bosque.
Tienen sus propios
huertos donde predominan los tubérculos como las batatas, papas, mandioca,
pimientos, ocra, tomates, coles, cebollas...
Las tabancas,
muchas de ellas en el interior del Parque, son de menos de media docena de
cabañas de paredes de ladrillos de barro y techos de rafia o corrugados de
metal. Las habitaciones apenas tienen muebles, muchas sin luz eléctrica (que
viene de 19:00 a 23:00 para los que tienen más poder adquisitivo), otras con
paneles solares para varios bombillos.
Tienen diferentes
habitáculos en el exterior para la cocina, el baño o retretes.
La vida en el
pueblo, como en todo el país, comienza al amanecer (06:30) y concluye poco
antes de anochecer (18:30), cuando el griterío de los más pequeños se manifiesta por las polvorientas calles.
Todos los días, a
las 8 de la noche junto a una hoguera comienza el recital de los pequeños con
las tablas del Corán. El que se equivoca se lleva varios azotes que los deja
llorando (hasta que lo aprenda!).
La gente es muy
social (salvo unas pocas excepciones) y alegre.
El transporte
público hasta este poblado es prácticamente semanal y las motos particulares
son el medio mas usado de locomoción.
La mañana que iba
a marchar del Parque tenía programada una salida también muy temprana hacia el
bosque en busca de otros chimpancés pero la noche anterior me comentó Seydo que
habían sido localizados muy lejos y de complicado acceso por lo que desistimos finalmente.
La vuelta a Quebo,
nuevamente en Moto (15.000Cfa.), y desde allí hasta Gabu duró prácticamente
todo el día, con cambio de Minibus a 7place en Bafatá y las consiguientes
infinidad de paradas a lo largo del recorrido.
Las carreteras por
esta parte del país están asfaltadas pero llenas de enormes baches que hace la
conducción lenta.
En Gabu me quedé
en el hotel Visiom (10.000Cfa./cama doble, ventilador y baño interior), cerca
del paragem de los vehículos que van hacia las fronteras con Senegal y República
de Guinea.
Esta es una típica
ciudad fronteriza con la calle principal llena de tiendas, mercado tradicional
y cientos de personas de un lado a otro haciendo sus compras. Aquí se mezclan
comunidades de los tres países haciéndola muy colorida y bulliciosa. Destacan algunas edificaciones coloniales que corroboran la cantidad de dinero que por esta zona se mueve.
Apenas tiene
encanto. Es muy sucia y poco cuidada.
Y en esta ciudad
acaba mi paseo por Guinea Bissau. Maña
na intentaré coger un vehículo que me lleve hasta la frontera para comenzar una nueva ruta por las montañas del N. de la República de Guinea (o Guinea Conakry).
na intentaré coger un vehículo que me lleve hasta la frontera para comenzar una nueva ruta por las montañas del N. de la República de Guinea (o Guinea Conakry).
He cambiado
algunos Euros por Francos de Guinea a un cambista en el paragem a un precio por debajo del
oficial (1€ = 9.937FG. / 1€ = 11.000FG.) intentando al menos tener una cantidad
que me permita entrar en el país y luego allí cambiar a mejor precio.
Tan solo queda las
nuevas sorpresas que me pueda deparar desde mañana la última Guinea que me
falta por conocer: la República de Guinea.