9 de diciembre de 2018

Cruzando Fronteras

Por la mañana me dirigí al Paragem en busca de transporte hacia Buruntuma, la última ciudad guineana donde se encuentra la frontera.
Tuve que esperar más de tres horas que se llenara el Minibus, salimos algo más de las 12 del medio día, y a mitad de camino tuvimos que detenernos debido a un problema con el tambor de una de las ruedas delanteras (otras 2h. mas esperando para su reparación), por lo que llegamos a las 5 de la tarde al primer control fronterizo.
Normalmente esta ruta se hace en menos de dos horas pero como los vehículos por esta parte del país están completamente destrozados, nada es seguro. Ni la salida el mismo día -depende que hayan suficientes pasajeros para que el chófer decida si salir o no- ni la llegada a su destino.
Nada más descender del Minibus una agente de policía me llevó hasta una cabaña de madera y rafia donde se encontraba un superior suyo para realizar los trámites normales en estos casos. Una vez tomado datos y sellado el pasaporte subí a un Taxi-Moto para que me llevara varios kilómetros más allá donde se encuentra la frontera de la República de Guinea. Allí, en el otro puesto fronterizo, un agente apenas me registró las mochilas al responderle que era turista y que sólo llevaba mi ropa de viaje, pasando luego a otro edificio donde me sellaron, tras tomar anotación de mis datos, la entrada al país. En ninguno de los dos controles me pidieron dinero alguno, como suele suceder en algunos casos.
Sobre las 5:30 de la tarde ya estaba dentro de la última Guinea que me faltaba por conocer. Varias pasajeros me esperaban para compartir un taxi, y como sólo éramos 6, y el conductor no arrancaba hasta que no hubieran los 7 necesarios entre todos pagamos ese asiento que faltaba por cubrir y pudimos salir hacia Sareboido, una pequeña ciudad que se encuentra a unos 17Kms. (hicimos cuatro paradas por problemas de motor), donde tendríamos que coger otro 7place hacia Kundara (15.000FG./90min.), mi destino final y de otras personas más. Llegamos de noche, algo que nunca me ha gustado porque no me permite orientarme correctamente (siempre busco como referencia elementos muy altos: minaretes de mezquitas, torres de telefonía...).
Le pedí a un TaxiMoto que me llevara a un hotel en condiciones y tras visitar varios extremadamente decadentes me quedé en el Motel del Colegio Buaró (150.000 FG./cama doble, baño compartido), cerca de la Gran Mezquita y del Mercado.
Koundara es una ciudad grande, sucia, decadente, con un mercado muy activo y colorido, que se atiborra de gente por las mañanas. 
La circunda principalmente zonas de sabana habitada por comunidades Peul (o Fulani), Konyagi, Basari y Badiaranke, que cultivan mijo, cacahuete, maíz..., y cuidan su propio ganado.
La ciudad es muy poco atractiva ni tiene edificación o monumento emblemático como para quedarse más días. Es, si acaso, un punto de partida, por su cercanía, hacia el Parque Nacional Niokolo-Badiar que comparte con Senegal. Y también a mi siguiente destino: Mali Ville, una ciudad de montaña, en el Fouta Djalón, a 1.460mts. de altitud.
Como desde Kundara no hay transporte público por el pésimo estado de las carreteras, y lo lejos que está (>180 Kms.), decidí intentar ir en TaxiMoto atravesando sus montes y así poder ver más de cerca esta parte del del país. El propietario del motel contactó con el mismo tipo que me trajo desde el paragem en su moto dos días antes. Convenimos un precio final de 50€ (o 550.000FG.).
Ocho angustiosas horas!, a través de carreteras y senderos de tierra, arena y rocas que hizo una conducción caótica. Más de una decena de veces tuve que descender de la moto y ayudar a empujones que pudiéramos salir de situaciones imposibles. Por estas carreteras de montañas es mejor circular fuera de la temporada de lluvias, como ahora, aún así es muy complicada de atravesar sin un buen 4x4. La moto es el medio más económico y aventurero!
Sin duda alguna los asombrosos paisajes tan secos como tan verdes por los que íbamos circulando hizo que fuese más agradable tanto esfuerzo, al tratarse principalmente de hermosas sabanas arboladas donde predominan Baobads, enormes Ceibas, Nerés..., que se mezclan con cítricos, mangos, ciruelas silvestres, antenas de telefonía..., y las aldeas de chozas de paredes bajas y techos de rafia junto con viviendas más modernas, sus pequeños huertos y sus vacas.
El Fouta Djalon ocupa unos 80.000Km² de riqueza natural y cultural. Se compone principalmente de Mesetas escalonadas, cortadas por valles que dominan llanuras, Sabanas y Bosques entrecruzados por muchos ríos y grandes Acantilados de los que fluyen muchas Cascadas dignas de ser disfrutadas.
La noche anterior había llamado a Souleymane Dailo el propietario del Auberge Indigo para avisarle que me dirigía hacia Mali para quedarme en su albergue unos días y visitar los alrededores. Me dijo que no había problema y que tenía una habitación donde alojarme.
Así que al llegar a Mali-ville lo volví a llamar y envió a Diabaté, su empleado, con su moto a mi encuentro. Lo seguimos hasta el albergue que se encuentra en lo alto de un monte, en un terreno de colada granítica de muy difícil acceso tanto en dos ruedas como a pie. Parece mas bien un malpaís.
El albergue dispone de tres cabañas y varias habitaciones con cama doble. La ducha y el baño en asquerosas condiciones se encuentra en un lado del terreno delimitado por vallas metálicas. El agua es mediante cubos y la luz procede de baterías solar durante todo el día (80.000FG.).
Las noches las he pasado bastante bien, con baja temperatura pero muy cómodo.
Los meses de octubre y noviembre marcan el final de la temporada de lluvias, con temperaturas más agradables, es decir mucho menos calor (los meses de mayo y junio son muy cálidos y el paisaje mucho más seco). Las temperaturas debidas a la altitud a la que me encuentro son mas bajas que en otras partes del país, no superando los 20ºC. de día y 15ºC. por la noche.
La primera visita que hicimos fue a la Dama de Mali, o Monte Loura (1.534mts.), el más alto de la región, una enorme roca que dicen que tiene forma de la figura de la cara de mujer mirando al valle, y eso parece aunque no vi tan ajustada esa definición, pero el entrono es espectacular. Quizás la hora del día y la situación del sol le pueda producir ese tipo de sombras que reproduzca ese aspecto humano. 
Frente a la Dama se puede admirar todo el valle hasta Senegal, el río Gambia y los montes de Guinea pero el viento que estos días está soplando bastante fuerte levanta el polvo del terreno por la zona senegalesa no permitiendo ver con claridad. Sin embargo, el verde, tras las lluvias, es asombroso.
El paseo de varias horas hasta allí es interesante, atravesando diferentes senderos, algunas partes duras de caminar por la morfología del terreno, tipo malpaís "rompe-tobillos", y otras más suaves de pisar.
El macizo del Fouta Djalon es una meseta montañosa cubierta de bosques, con un relieve que permite la formación de cascadas y piscinas naturales, habitada mayoritariamente por la comunidad Fula (Peule), una etnia muy amable y simpática. Muy diferente a aquella que conocí en Níger hace algunos años.
Otra visita la hicimos el siguiente día a una cascada y varias piscinas naturales en moto a través de varias aldeas.
Lamentablemente la poca agua que queda tras las últimas lluvia no ayuda a la belleza de las caídas de agua de toda esta parte del país. Por lo tanto tendré que adaptarme al momento y ser consciente que a muchas de ellas no valdrá la pena acceder.
De vuelta visitamos familiares y amigos de Diabaté, charlamos un buen rato bajo la sombra de inmensos árboles, tomamos te y nos dieron algunas verduras recién cortadas de sus fincas cercanas. Sin duda alguna, la amabilidad de este pueblo se nota al momento. Son muy educados y respetuosos: Ndyarama! (saludo).
La última noche aprovechamos para despedirnos brindando con unas cervezas pero aquí no es costumbre beberlas fría porque no hay hielo ni electricidad para mantener las neveras en condiciones. Así que duró poco la salida.
El domingo es día de mercado (lumo). Vienen gente de muchas partes del N. de Guinea y de Senegal, aunque no es tan colorido como los de la zona S. de Senegal, así que para aprovechar los planes que tengo pensado realizar los próximos días he decidido continuar el viaje dirección S., hacia Labé, que también es su día de mercado, y desde donde quiero visitar algunas cascadas cercanas -si hay agua suficiente- y también poner en orden mis apuntes de viaje en el Blog.