Esta vez el viaje en avión no ha sido muy largo y se me ha pasado bastante más rápido de lo que esperaba. Dos horas hasta Lisboa, algo menos de tres en tránsito y cuatro horas hasta Bissau, la capital guineana. Afortunadamente TAP no tuvo ningún retraso, algo rarito en este destino africano.
Por interné había sacado un Visado electrónico (Biométrico) de 30 días (68€) -caduca a los 7 días si no se aparece por el control del aeropuerto (no lo cobran), y habría que volver a sacar otro-, pero parece ser que de momento no está funcionando este sistema ya que me han hecho comprar uno a la llegada. Esta vez ha sido 85€, con estancia máximo de 45 días.
Se puede cambiar Euros por CFA mientras se espera la recogida de equipaje aunque el cambio no es muy favorable (1€= 650 Cfa.). En la calle lo he conseguido cambiar a 660Cfa, y en algún comercio es posible conseguirlo incluso un poco mejor.
En la salida de la Terminal unos cuántos taxistas esperan la llegada de los pasajeros para llevarlos a sus destinos. Como ya pasaba de las 11 de la noche los precios se encarecen.
El mismo tipo que me cambió los euros me ayudó a buscar un taxi y por 5.000Cfa. me llevó hasta el Aparthotel Jordani, muy cerca del barrio viejo de Bissau. Había reservado una habitación por Internet (25.000Cfa.) porque me lo exigían para pedir el Visado electrónico, aunque finalmente pagué 20.000Cfa./noche por la habitación al quedarme dos noches. Éste es uno de los hoteles más económicos de la ciudad, se encuentra tras la catedral, en una de las tantas calles de tierra. Mi habitación tiene una cama doble y otra individual, climatización y ventilador de techo, baño con ducha, un pequeño salón con TV (que no funcionaba), todo bastante cómodo y limpio pero el recinto del hotel está en muy mal estado. Típico hotel africano con poca atención. Tiene un pequeño restaurante con precios medios en el que está incluido el desayuno diario.
La primera impresión "nocturna" viniendo desde el aeropuerto fue grata. Calles tranquilas, con poca iluminación, gente caminando muy relajada, poco tráfico....
Las noches no son muy calurosas y eso se agradece al dormir, aunque el frescor en la habitación ayuda a descansar mejor.
Pasear por Bissau es sencillo pero hay que prestar mucha atención al caminar entre tantos baches y aceras en obras sin terminar. Es una ciudad bastante grande, y de amplias calles, no se aprecia basura tirada como en otras capitales africanas.
Ilusionado al ser el primer día de aventuras aproveché apara visitar el Mercado Bandin, a varios kilómetros del centro, una enorme zona comercial muy activa y colorida, muy del estilo africano, comprar una tarjeta de teléfono, visitar su catedral, el puerto, pasear por el barrio viejo -muy deteriorado- y ponerme al día sobre este país.
Los edificios coloniales, en muy mal estado, funcionan casi todos como oficinas y ministerios del gobierno como embajadas u ONG's internacionales.
Casi todos los hoteles económicos tienen sus fachadas en muy mal estado aunque dentro se encuentren algo mejor. Los caros, son otra cosa.
Casi todos los hoteles económicos tienen sus fachadas en muy mal estado aunque dentro se encuentren algo mejor. Los caros, son otra cosa.
Hay muy poco tráfico, las calles incluso asfaltadas están llenas de tierra y bastantes agujeros. Lo más que se ve son Taxis y Toca-Toca (minibus). Sus económicos precios permite que los ciudadanos se desplacen constantemente por toda la ciudad evitando así el insoportable calor del medio día. Lo más rápido es subirse a un taxi compartido (200-500 Cfa.) según la distancia.
Aunque no es una ciudad turística, ni tiene monumentos emblemáticos, hay muy poco que visitar: paseos al atardecer por las calles del barrio viejo con inmuebles de la época colonial portuguesa, o por los barrios periféricos, sin peligro alguno, contemplando el quehacer diario de sus vecinos, degustar los platos tradicionales en los restaurantes locales, muchos de ellos parte de sus viviendas, observar los mercadillos callejeros donde se amontonan los vendedores en las aceras con sus productos diversos: frutas, verduras, bebidas, calzado, ropa....
el Palacio Presidencial, de hermosa fachada colonial (prohibida la entrada). Al atardecer en frente, en la plaza de los Héroes Nacionales, los vecinos se acercan a disfrutar del frescor de la ubicación, o de los productos que las vendedoras ofrecen allí mismo, y al anochecer los expatriados y guineanos adinerados meriendan en la dulcería o cenan en la terraza del hotel Imperio en la misma zona,
la Fortaleza de Amura, en el puerto, en un lamentable estado de abandono, guarda en su interior el mausoleo de Amílcar Cabral, héroe nacional (no está permitida la entada por ser recinto militar),
la Fortaleza de Amura, en el puerto, en un lamentable estado de abandono, guarda en su interior el mausoleo de Amílcar Cabral, héroe nacional (no está permitida la entada por ser recinto militar),
el Centro Cultural Franco-Guineano, ideal para esconderse del calor del medio día en su biblioteca climatizada, tomar algo en su cantina, o ver exposiciones, películas, conciertos...,
el Museo Nacional, para conocer la historia y la cultura guineana,
el Puerto de embarque de las vetustas canoas que van a Bolama o Bubaque donde al atardecer el ambiente es mucho más movido pero decadente.
Al anochecer la gente se reúne en las terrazas de algunos hoteles y locales para charlar, beber o comer. De suerte que apenas hay mosquitos. Ni "bichos inquietantes".
La poca o nula iluminación nocturna hace mas peligroso cruzar las calles. Está todo lamentablemente muy abandonado. Y es una pena porque la ciudad tiene su particular encanto.
Comer en la calles es más complicado en Bissau que en otras ciudades africanas ya que no hay muchos puestos callejeros, la comida no es de muy buena calidad, todo lo contrario que ocurre en los restaurantes o en las terrazas de los hoteles, que siendo más cara es más sencillo encontrar qué comer y más variedad para elegir. Donde más abundan estos puestos de comida económica es en los Paragem (estación de transporte público), principalmente a medio día.
Por la información que dispongo parece ser que el sábado es el "día de Mercado" en Bula, una pequeña ciudad a las afueras de Bissau y el domingo es en Canchungo, algo más alejado, caracterizados ambos por una gran aglomeración de ventorrillos en la calle principal, la afluencia de muchísimos vecinos de la zona y paisanos de comunidades mucho más alejadas.
Así pues, este fin de semana estaré por allí para visitarlos y ver que de tradicional tienen y que sorpresas puedo encontrar.