27 de noviembre de 2018

Islas de Guinea

El principal objetivo que me ha traído a G.B. ha sido llegar hasta unas islas de especiales características que se encuentran en el Archipiélago Bolama-Bijagós, territorio del pueblo Bijagó, un grupo étnico muy orgulloso de su pasado y muy diferenciados del resto de los pueblos que habitan estas tierras.
Este conjunto de islas se sitúa a lo largo de la costa del país, en la desembocadura de sus numerosos ríos y la confluencia de las corrientes provenientes de Canarias y del Golfo de Guinea propiciándoles cantidades importantes de nutrientes que favorece la multiplicación de Phytoplacton, en un área donde coexisten varios ecosistemas caracterizados por la riqueza de su biodiversidad, tanto en bosques como en la flora costera. Aproximadamente el 30% de sus costas están cubiertas de enormes manglares, en un área de de aprox. 10.000kms2, de los cuales el 10% es tierra firme. Tan sólo unas veinte de las más de cien islas e islotes están habitadas.
Cuenta con grandes bahías donde la vegetación llega hasta la orilla tanto de finas arenas como de manglar.
Para llegar a las islas más importantes salen varias embarcaciones de diferentes tamaños durante algunos días de la semana: Ferry, Canoa o Lanchas Rápidas (navettes) pertenecientes éstas últimas a los campamentos isleños.
El viernes de la semana pasada subí a un pequeño barco de la Cía. Consulmar que se dirige a isla Bubaque (14.500Cfa.) y regresa los domingos. Los horarios dependen de la altura de las mareas.
Durante el trayecto conocí a Isabel la novia de Diego que trabaja de Gestor de Recursos en Save the Children en la isla y a Manu y Mariví, unos españoles que se iban a quedar en Saldomar (19€/cama doble y baño exterior) un precioso hostal con inmejorables vistas al muelle, la playa particular y las islas. Este complejo de tres habitaciones de camas doble es un remanso de paz, y de "recuperación estomacal", propiedad del afable Melchor, un extremeño que a su vez es un sobresaliente "cocinitas".
Como habíamos hablado de contratar durante la semana de estancia en la isla una embarcación para visitar isla Orango -donde se encuentran los hipopótamos de agua salada-, me uní a ellos para así compensar los caro que sale realizarlo personalmente.
Algo más de 3h. de navegación en un pequeño barco de dos plantas repleto de pasajeros y bultos, a través de unas calmadas aguas entre diferentes islas y un paupérrimo atraque: "encallamos de costado" tras varios intentos de enfilar el pequeño muelle de Bubaque!. Esta es una de las pocas maneras que llegan también provisiones a las islas habitadas.
Isla Bubaque situada a 35kms. al S.O. de Bissau, no es muy grande (20Kms. de larga), y en su centro urbano, junto al muelle entre dos calles, es donde se concentran todos los establecimientos. Es pequeño, bastante sucio pero con una gran vida social. Por la mañana todo el movimiento de gente se centra en el Mercado y el muelle donde salen canoas a otras islas, y al atardecer cuando muchos vecinos se reúnen para hablar de sus quehaceres del día y los niños juegan con cualquier cosa..
Aunque tiene algunas playas en condiciones aceptables las mejores, de arena blanca e intensa vegetación, se encuentran en zonas perdidas de otras islas a las que se podrían acceder con canoas de pescadores o embarcaciones rápidas. Los precios no son nada asequibles para mochileros. Esta es una isla que recibe a muchos amantes de la pesca de altura, dispuestos a pagar cantidades desorbitadas de €uros!.
En el pueblo se puede encontrar bastantes alojamientos de diferentes precios y calidad. Sin duda alguna, entre los de precio medio, Saldomar es el mejor.
También es posible comer en sus restaurantes locales, o en los hostales y campamentos (mucho más caro, pero de calidad indudable) o beber, como en el bar-terraza frente al muelle donde al atardecer se puede admirar la imparable vida que genera principalmente el día que descargan las mercancías y pasajeros de las diferentes embarcaciones que hasta aquí llegan.
El fin de semana resulta muy animado, cuando llegan los familiares y amigos a pasar unos días en familia, ir a bailar al par de discos o beber en las terrazas y cantinas de la calle "Rua do Porto" y el bar-terraza frente al muelle.
A un lado del mismo y frente al mercado viejo se encuentra un montón de vetustas neveras oxidadas, amontonadas entre basuras diversas, que son utilizadas de almacenaje del pescado con hielo para su conservación hasta ser vendido, principalmente en Bissau.
A quince minutos a pie se encuentra la playa local, tras Punta Sobrado, una atractiva extensión de fina arena y donde los pescadores tienen varadas sus canoas tradicionales de grandes dimensiones.
Bubaque es la única isla que conserva una carretera asfaltada que la cruza de N. al S., aunque en muy mal estado, que llega hasta su mejor playa, Praia do Bruce, a algo más de 15kms.. Conseguimos un moto-carro que nos llevase a medio día y nos recogiese al atardecer (12.000Cfa.).
La carretera es una tortura, pasa por varias tabancas tanto de estructura de barro como de bambú, techos de rafia y otras de metal corrugado (revestimiento de metal ondulado), campos cultivados, palmerales de aceite de palma, enormes Ceibas y Baobabs hasta la misma playa de fina arena blanca y agua clara.
Si bien estuvo nublado la playa no deja de ser bonita, aunque nada especial. Es muy larga (más de 7Kms.) y con marea vacía es bastante ancha (hasta 100mts.). La condensada vegetación llega hasta la misma orilla y la alta arboleda sirve de refugio ante tanto calor del día.
Hay dos hoteles metidos entre la espesura que pasan desapercibidos a la vista. Uno de ellos tiene amplias casetas de camping (cama doble y una sencilla) bajo rafia sobre una estructura de maderos y las ramas de los árboles circundantes. La costa de esta isla está casi completamente cubierta de un denso bosque de manglar y prominentes árboles.
Justo en frente a Bubaque se encuentra isla Rubane, algo más pequeña, con varias bahías donde han construido diversos campamentos con casas de madera y rafia para acoger a los turistas que quieran compartir en soledad sus playas. Tienen embarcaciones para salir a la mar a pescar.
Evidentemente, para observar la mayor parte de la naturaleza es necesario introducirse por los canales y los brazos de mar de las islas del S.E. y N.O. hasta llegar a su ecosistema de magles, lugar ideal para encontrarse con la riqueza de su avifauna (Ibis, Pelícanos, Águilas, Garzas y aves limícolas en general).
Uno de los días alquilamos los 5 una canoa de pescadores para visitar la isla Cahabaque (o isla Roxa), a casi hora y media de navegación.
Esta semana, sucede que ante la falta de hielo en la isla por la rotura de la única nevera industrial que disponen, las canoas están constantemente yendo a Bissau en busca de tan preciado elemento para poder guardar el pescado, por lo que ha sido bastante complicado encontrar algún canoista que quiera hacer negocio justo con nuestro paseo turístico.
Así pues, tras preguntar en muchos lugares pudimos encontrar a unos pescadores que por 50.000Cfa. (saliendo a las 8 y llegando a las 6 de la tarde), nos quisiera llevar hasta allí.
La salida fue bastante agradable y, aunque estaba nublado, las vistas que teníamos de las diferentes islas que cruzábamos eran tan espectaculares como habíamos observado días atrás desde el ferry. Mientras navegábamos mar adentro el viento que recibíamos hacía que las crestas de las olas que chocaban contra el casco de vez en cuando nos mojara ligeramente.
Alcanzada la punta de Canhabaque avanzamos lentamente por uno de sus brazos a través del manglar en un extenso remanso de mar. El paisaje tan espectacular de los mangles cubiertos de enmarañadas raíces que hace imposible penetrar en ellas, peces saltarines del fango en un hábitat cambiante por la influencia de las mareas, y la cantidad de aves que nos sobrevolaban presagiaba lo que nos iba a sorprender: la extensa riqueza biológica de esta isla que la hace un espacio único. Especialmente en la flora y fauna adaptada a las condiciones salinas de su costa, ocurrido con el paso de los siglos con la separación de parte del continente en múltiples islas por las fuertes corrientes y las aguas de los ríos que desembocan en el Océano Atlántico.
La enorme variedad de aves, muchas de ellas migratorias que viven temporalmente en el archipiélago hacen de esta zona la más importante de las regiones costeras húmedas localizadas entre Namibia y Senegal.
Pudimos observar Garcillas, Águilas pescadoras, Garcetas negras, Ibis... en plena acción.
En el interior es posible encontrar también Charranes, Morgudjanes (o Patos Aguja Africano), Cormoranes....
Habíamos convenimos con los pescadores que nos dejaran en la cara N. de la isla donde comenzaríamos un paseo de 8Kms. hasta la orilla O. visitando primeramente la tabanka Endena, continuaríamos uno de sus senderos atravesando la tabanca Bane y finalizaríamos en la bahía donde nos recogerían al atardecer para así disfrutar también de una tarde playera.
Una vez abandonada la zona de manglar caminamos varios kilómetros por una vereda recargada de espesa vegetación y grandes árboles como el Poilao o Pau-bicho -con las que ahora hacen las canoas para llegar hasta otras islas-, enormes Ceibas, Baobads, Palmeras aceitera (Elaeis guineensis) y otras diferentes especies de palmeras -algunas de ellas donde sacan el licor local-.
Al llegar a la primera tabanca nos encontramos varios nativos quemando rastrojos. No éramos los primeros turistas que los visitábamos aunque nos miraban con desconfiada atención. Les pedimos permiso para entrar en el poblado y sin dudar sonrieron permitiéndonos seguir avanzando.
Se trata de una serie de viviendas de adobe y techo de rafia, con puertas y ventanas de madera, aunque algunas no disponen de ellas. Hace calor, por lo que es necesario que corra el aire en su interior. A pocos metros suelen situar la choza-cocina con sus correspondientes agujeros en el suelo para colocar el carbón y los cacharros. Algo más alejado, el habitáculo para hacer las necesidades.
La forma de vida apenas ha cambiado, aunque predomina la ropa china y los teléfonos móviles, está dirigida por el Régulo (jefe de la comunidad) que a la vez está ordenado por la tradición. A éste hombre hay que pedir el permiso de visita y paso, que siempre concede, y como respeto y agradecimiento se le ofrece unas botellitas de aguardiente (cana) y un poco de tabaco.
En nuestra primera visita el jefe de la comunidad apareció vestido con lo que él consideraba sus atuendos diferentes y lo distingue del resto: un mono azul de trabajo, un paño de tela de cuadros que envolvía su cuerpo, un gorro de felpa con plumas, cuero y varias piezas de metal. En una de sus manos llevaba una barra de metal que no era otra cosa que un soporte de bolsas medicinal de un hospital y en la otra un instrumento con forma de tres garras afiladas identificativo de poder.
Como no pudimos conseguir tabaco en Bubaque complementamos el regalo dándole 1.500Cfa. para que comprasen vino de palma local. Y tan contento que quedó.
En la segunda tabanca, el otro Régulo apareció envuelto en una pieza de tela también de cuadros y debajo una camisa de algodón muy deteriorada, un gorro de felpa igualmente adornado, una barra de metal acabada en tridente y otra especie de garra afilada.
Con ambos estuvimos charlando un largo tiempo y aunque eran de avanzada edad parecían tenerlo todo controlado contestando con ayuda de nuestro guía-traductor local a todas nuestras cuestiones.
Concluidas las visitas tomamos los diferentes sederos durante unos 5Kms. hasta la playa.
El único inconveniente que encontramos fue que al llegar tocaba marea baja y como esta zona es muy plana teníamos que caminar entre el fango algo más de 400mts. resultando dificultoso porque se nos hundían las piernas en algunos tramos. Allí encontramos a "nuestros pescadores" recogiendo el trasmallo muy cargadito de peces. Negocio redondo pues!.
Junto a una vieja barcaza oxidada, y entre las sombras de los árboles pasamos el resto de la tarde. La vuelta, con el viento en popa, se realizó en algo más de una hora
De nuevo en Bubaque hemos estado durante varios días intentando encontrar canoa para llegar hasta isla Orango, declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, a algo más de 3h. de navegación entre las islas, pero los precios ahora son desorbitados. El IBAP nos pedía por una lancha rápida 150.000Cfa. + 150L. de combustible para el motor, algo improcedente porque no se llega a gastar ni la mitad de esa cantidad de combustible. Parece ser que este precio es el que pagan los pescadores deportivos en los campamentos de pesca en otras islas por salir a practicar su deporte.
Así que Mariví, Manu y yo decidimos esperar hasta el sábado y subir a la canoa que utilizan los locales para desplazarse por mucho menos dinero hasta Eticoga, el pueblo de entrada en canoa pública a la isla. Era precisamente la que yo quería coger la semana pasada y por un mal entendido dejé marchar perdiendo una semana de mi plan de viaje y el poder visitar isla Bolama por falta de tiempo más adelante.
El trayecto duró 3 horas y media con una parada en isla Uno (dicen que es la más hermosa de todas) para dejar a unos pocos pasajeros y continuamos a Orango (30min.).
Como la marea estaba bastante baja tuvimos que descender de la canoa a 200mts. de la orilla, así que remangada de pantalones y a caminar en el mar.
Melchor el día anterior se había puesto en contacto con Chemi, un amigo suyo de Eticoga propietario de un moto-carro que hace de taxista en la isla y allí nos esperaba para llevarnos camino de Anor, la tabanca donde se encuentra la Casa Comunitaria de Hospedaje, a pocos metros de la laguna donde se encuentran los hipopótamos. Nos detuvimos unos minutos para comprar pan, agua y algunas latas para la cena y el desayuno y sin pérdida de tiempo tomamos el sendero que lleva hasta la otra parte de la isla.
A mitad de trayecto, como aún hay bastante agua en las lagunas, tuvimos que dejar el moto-carro y caminar los 8-9kms. que nos quedaba (dos horas y media). Atravesamos varias zonas empantanadas y partes de vegetación de manglar, paisajes de sabana herbáceas con altas gramíneas, árboles del Cajú, palmerales en forma de bóveda que propiciaba excelentes sombras que hacía más agradable el paseo, y pequeñas huertas trabajadas por algún vecino o vecina bajo el implacable sol.
Sorpresa la nuestra al llegar al campamento ya que allí habían acudido a medio día desde Bissau, en lancha rápida, catorce cooperantes portugueses y españoles con el mismo motivo que nosotros, aunque bastante equipados con todo tipo de bebidas, hielo, comida.... Habían cogido todas las habitaciones del complejo. De suerte, el hijo de una cooperante gallega le dejó su habitación a Mariví y a Manu, y le dieron como a mi una tienda de camping para pasar la noche. Yo preferí dormir en el exterior, bajo los árboles, porque presagiaba la juerga, como así sucedió, hasta las tantas de la noche.
Nos levantamos a las 6 para tomar un desayuno ligero y caminar hacia la laguna donde hay un observador anclado en la orilla de la misma para pasar inadvertidos ante los hipopótamos. Tras veinte minutos de espera y llamadas de atención con fuertes palmadas por parte del guía apareció solamente una curiosa madre y su cría pero a más de 100 mts. pero apenas pudimos distinguir los ojos y las orejas.
Sin embargo los fuertes sonidos de otros hipopótamos se oían cada vez mas cercanos, tras la espesa vegetación, pero sin dejarse ver.
Eso sí, la cantidad de aves era un espectáculo para los ojos: pequeñas Garcetas negras, Garzas azules, Ibis..., o unos bonitos nenúfares flotando entre la oscura agua estancada.
Tambien es posible ver durante el día Charranes, Ligname de mato, Morgudjanes (o Patos Aguja Africanos), Cormoranes....
Como se resintieron a acercarse más y nosotros a seguir ahí parados sin ver acción alguna, decidimos abandonar el puesto y regresar al campamento.
Nos contaba uno de los guías del Parque que hay algo más alejado una bonita laguna donde en época de lluvias habitan cocodrilos, pero que ahora en época seca es utilizada para cultivar pequeños huertos.
Desayunamos y tomamos dirección Eticoga para disfrutar el resto del día en la playa.
La tabanca Eticoga es la más grande del Parque Nacional. La etnia Bijagó vive en estas islas y se dedican a cosechar arroz, a la extracción del aceite de palma, el vino de palma, la confección de esterillas y cestas o la cría de cerdos y vacas.
La playa de finísima arena blanca con marea llena es espectacular, una serie de árboles sirven de sombra y el agua tiene una temperatura agradable.
Al atardecer nos coincidía con marea baja, momento ideal para caminar por su extensa orilla y observar la cantidad de aves limícolas invernantes que por aquí habitan como las  Espátulas africanas, Garcetas, Jacanas..., o diferentes ÁguilasCuervos negro y blanco, Buitres.... Dicen que hay varias familias de monos verde que se aproximan a la orilla a comer cangrejos. No los vimos.                                      
En isla Orango también desovan en algunas playas las tortugas verdes en la estación de lluvias y las Tortugas de Ridley en la estación seca.
En el otro extremo de la playa se encuentra el complejo turístico del Orango Parque hotel, una serie de chozas modernas entre frondosos y altos árboles a orilla del mar. La terraza de su restaurante es una maravilla. Hay que avisar con tiempo que es lo que se quiere comer porque el servicio es muy lento.
Hicimos noche en las habitaciones del complejo del Parque Nacional de Orango en Eticoga (5.000Cfa./camas simples o doble/baño exterior).
Pasear de noche por la tabanca, bajo unas pocas farolas de energía solar, me resultó extraño. El carácter de esta gente es muy diferente a lo que he visto estos días atrás. El bijagós es muy orgulloso, y más de su historia que cuentan de generación en generación.
Como era domingo muchos jóvenes asistían a misa con unos cantos que perecían ceremoniales.
Aunque son cristianos el trasfondo animista aún continúa vivo, perceptible en la cantidad de totems y habitáculos que tienen habilitados para ofrendar a estas figuras por ciertos lugares de la tabanca.
Así pude ver en la oscuridad de la noche a una chica vestida con traje tradicional: faldilla de rafia de varios colores, collares, descalza, pecho desnudo, acompañada por una señora mayor. Como me dijeron que venía de una ceremonia pedí permiso para intentar observar de que se trataba pero no me permitieron acudir.
Nos contaba uno de los trabajadores del parque que a través de una serie de palmerales se llega hasta la tabanca sagrada Ambuduco que ahora consta de un pequeño grupo de casas sagradas (balobas) y en la que sólo vive un balobero encargado de su mantenimiento y de la organización de las ceremonias que allí se celebran, las más importantes de las islas.
Hay otra tabanca con el mismo nombre, pero nueva, donde habitan todos su moradores.
Los bijagós se organizan matrialcalmente, tienen un rey y su referente es la reina Okinka Pampa.
Al día siguiente, a las 9 de la mañana volvíamos a montar en la canoa pública que esperaba anclada en la orilla estos días. Como es característico en esta isla la calidad del material para fabricar esterillas muy ligeras es bastante apreciada así que llenaron la canoa de ellas. Muchos vecinos las envían a vender en Bissau donde tienen muy buena aceptación. Entre esteras, cerdos, un ternero, gallinas maletas... realizamos una navegación bastante agradable.
Hicimos noche nuevamente en Saldomar y a la mañana siguiente (09:00) volvía a subir a a la misma canoa, que regresa a Bissau (3.500Cfa.). Llena de esterillas, claro.
Llegamos a las 13:30, así que inmediatamente subí a un taxi para ir a la estación de transportes (paragem) porque mi intención era llegar a Buba, a la Laguna de Cufada, mi siguiente destino, y seguir visitando las maravillas de este país.
Estuve más de dos horas esperando que se llenara el taxi pero a esas horas tan sólo había un pasajero: yo!. La única opción que me quedaba era hacer noche en Bissau y regresar nuevamente, muy temprano, para volverlo a intentar ya que hay más posibilidades de lograr transporte porque hay mas gente con intención de viajar.