24 de junio de 2018

Bata, la Capital Continental

Como me habían indicado en la oficina del ferry San Valentín, me presenté en el puerto a las 6 de la mañana para proceder al embarque pero como es normal en toda África los horarios están para no ser cumplidos. Fui de los pocos "primeros" en llegar. Apenas éramos media docena de pasajeros. El acceso al barco se realizó una hora más tarde y hasta 3 minutos antes de la salida (08:30) seguían llegando más pasajeros "a su ritmo". En el puerto de embarque no se puede comprar los boletos, posiblemente por este motivo muchos pasajeros se presentan de esta manera tan relajada.
Quienes tienen grandes bolsos o maletas que llevar las deben depositar en unas cajoneras plásticas que luego son introducidas en la bodega del barco mediante una transpaleta. También hay plazas para los vehículos, pero son pocos los que se pueden permitir ese lujo. 
El ferry está en condiciones aceptables de navegación aunque mal cuidado. Los sillones dejaron de reclinarse posiblemente hace tiempo y los de primera clase tampoco tenían buena imagen. La climatización no funcionaba, y creo que nunca funcionó, al menos en la zona económica. 
Tras seis horas de travesía bordeando la costa norte de Bioko y luego perpendicular a Camerún (la isla está a tan sólo 40kms. de su costa), con muy buena mar, llegamos al nuevo puerto de Bata, a 5kms. de la ciudad.
Muchos taxis, con el maletero abierto, esperan frente al ferry a los pasajeros que quieran trasladarse a sus destinos en la ciudad. Aquí viajan tres delante y cuatro detrás (1.000cfa./pax.). El precio del trayecto corto por la ciudad cuesta desde 300cfa., y 1.000cfa. los largos.
Me he quedado en el hotel Finistere (20.000cfa./cama doble, baño con ducha en la bañera, Tv, climatizado y Wifi), bien cuidado y posiblemente uno de los mejores precios por la calidad que se ofrece. Lo lleva una familia de senegaleses muy amables. Debajo tienen un restaurante y una dulcería. Los precios de los hoteles en esta ciudad varían de ahí hasta muchos cientos de Euros, los más lujosos.
Lo primero que hice tras dejar las mochilas en el hotel fue caminar por el bien cuidado Paseo Marítimo, una kilométrica avenida ajardinada que se pierde en la lejanía, conocer el Centro Cultural de España inaugurado en 2001, frente al paseo, que al igual que el de Malabo siempre están realizando actividades culturales para los más jóvenes, continuar hasta la enorme  Torre de la Libertad, que marca prácticamente uno de los puntos más movidos de la ciudad cuando hay ferias y actividades lúdicas. Destaca su restaurante circular a mitad del monumento, completamente acristalado, con unas imbatibles vistas, que siempre está encendido aunque lleva cerrado al público hace tiempo. Al llegar la noche sus luces de colores dan un encanto especial a toda esta zona abierta al cielo y al mar.
Bata, en plena vorágine constructiva, es la ciudad con mayor extensión territorial de G.E.,  capital de la Región Continental (también denominada Río Muni) y de la Provincia Litoral. Las otras regiones son: Centro-Sur, Wele-Nzas, Kie-Ntem y Pagalu (o isla Annobon).
Fue la capital de la Guinea Española, allá en tiempo colonial, y se convirtió en uno de los principales puertos en la trata de esclavos africanos que tanto gustaba a los blancos de la época. Está situada en la costa del Océano Atlántico, por debajo de isla Bioko.
Las etnias o grupos sociales predominantes en todo el continente son los Fang, y los Ndowe, Benga y Bisio los más abundantes cerca de la costa.
De calles anchas y con poco tráfico -los vehículos que más circulan son taxis-, muchas casas están rodeadas de grandes árboles y jardines pero lamentablemente van siendo engullidas con el paso del tiempo por enormes edificaciones perdiendo así su encanto original. La gran mayoría de sus calles están bastante limpias a pesar de ser "tan africana" y con muchos paisanos de otros países cercanos que aquí se están buscando la vida como pueden. A medio día el sol castiga las calles de la ciudad. Evidentemente la climatización es imprescindible en los locales comerciales. Y en las casas, quien puede permitirse este lujo.
El clima de la región continental es muy diferente al isleño de Bioko. Aquí es de tipo ecuatorial con dos estaciones secas: una de julio a septiembre, la más importante (la que me encuentro ahora), y otra desde diciembre hasta mediados de febrero, y dos estaciones lluviosas: una de septiembre a noviembre y otra de marzo a junio. La temperatura media suele ser de unos 25°C.
Como los precios de los taxis son económicos el movimiento por la ciudad es muy sencillo mientras no se salga del centro urbano, o caminando pero el sol y el calor es casi obligatorio evitarlos a medio día.
Otros edificios emblemáticos por los que he pasado son:
La Plaza del Reloj (o de la Libertad) junto al monumento a los soldados fallecidos y al monolito que conmemora la visita del Papa Juan Pablo II en 1982;
muy cerca el Gran Mercado Central, con una gran cantidad de puestos, congregándose muchos de ellos en su interior, apilados en estrechos pasillos y en el que se pueden encontrar productos locales como frutas y hortalizas, tubérculos, pescado ahumado y fresco, carne de caza, pollo congelado,, latas, bebidas, cosméticos, pelucas y trenzas, telas africanas y sus respectivos sastres, ropa de segunda mano...;
La Catedral de Bata, de estilo arquitectónico gótico neo-colonial combinando con bóvedas de medio punto, construido en 1954 por varios misioneros, algunos de ellos claretianos;  
El Centro Cultural Francés, construido en 1985, desempeña un importante papel en la difusión de la lengua francesa aunque no es tan activo como el anterior;
el Estadio de Bata, construido por un contratista chino, tiene capacidad tras ampliarlo en 2011 para 35.000 personas.
Es una lástima que queden muy pocos inmuebles antiguos en el centro urbano.
Una amiga canaria nacida en Bata me pidió que visitara a su tío Ángel un farmacéutico retirado que vive casualmente cerca de mi hotel. Estuvimos charlando largamente en su casa sobre la historia de los españoles afincados en tiempo colonial en la ciudad y al atardecer su esposa guineana me llevó a una celebración familiar ndowe en Miramar, en el barrio Ucomba, que se llevaba a cabo en una vivienda frente al famoso restaurante africano de madera y nipa "Miramar", que aún resiste al paso de los años, pues en tiempo colonial fue también sala de fiestas y de reunión de los colonos españoles.
En la mesa había la más variada comida guineana y cerveza, mucha cerveza, para el medio centenar de familiares que allí se congregaban para festejar un acontecimiento muy particular entre estas comunidades que es el "descanso o recuperación de tres meses" que tiene una mujer tras haber tenido un aborto.
Los fines de semana los vecinos se acercan a playa Bome (taxi: 1.000cfa.), próxima al Puerto nuevo, ahora mal cuidada, donde hay instalados varios chiringuitos con mesas y sillas frente al mar. Barbacoa de pescado, caracoles, pollo, arroz, banana, yuca, cervezas barata y alcohol de alta graduación animan a los asistentes a divertirse unas cuantas horas hasta el anochecer. También acuden a playa La Ferme, una de las zonas turísticas más visitadas de Bata donde se encuentra un famoso restaurante "sobre la arena" con el mismo nombre.  
En cualquier lugar de la ciudad estos días algunas terrazas de bares y restaurantes congregan a los bebedores de turno, amantes también del mundial de fútbol, con música en ocasiones a muy alto volumen, y cerveza barata.
Comer en Bata es muy económico (>1.000cfa./plato) principalmente en los restaurantes senegaleses. Los guineanos son un poco más caro (>3.000cfa./plato) hasta los europeos (>5.000cfa./plato) los cuales tienen mejor presentación y limpieza.
Es corriente ver hornos de pollos asados llevado mayoritariamente por expatriados libaneses. Sirven medio (2.500cfa.) o uno entero (5.000cfa.) con arroz, plátanos fritos o papas fritas.
Los supermercados más populares como Martinez Hermanos y Comercial Santy se dedican a la venta de muchos artículos europeos y sus precios para importarlos de tan lejos no me ha parecido demasiado caro. Al igual que algunos supermercados más pequeños que llevan otros expatriados africanos.
El problema es que apenas se fabrica nada en Guinea Ecuatorial. Según algunos vecinos al gobierno le interesa todo lo importable y, que al igual que al gobierno de los Castros, que el ciudadano no evolucione ni pueda hacerles competencia económica o de poder.
Los comercios suelen cerrar a la cinco de la tarde y luego de esa hora poco movimiento hay por las calles. Muchos se retiran a sus casas porque no hay nada de divertimento ni tampoco tienen dinero para gastar. Aquí también se lucha el día a día porque hay mucha pobreza. Los barrios periféricos son la muestra indiscutible de ello. Como en cualquier país africano, evidentemente. Pero, en este país hay mucho petróleo!. El reparto no es equitativo. Nadie puede protestar porque serían delatados por los "bocas agradecidas", y les caería encima la policía.
Los guineanos de a pie no se pueden permitir un coche por lo caro que se les resulta comprarlo, importarlo o pagar la documentación y los trámites correspondientes. Cuantos menos coches más fácil es el control de los habitantes y el flujo migratorio por el interior.
Son los taxis los que prácticamente mueve a la población y los controles de carretera de la policía los que seleccionan arbitrariamente quién o qué pasa o no pasa, dependiendo del "regalito" que reciban, que aquí le dicen "dame para agua". Muchos vehículos y conductores que circulan sin documentación en regla saben que casi siempre pueden continuar si pagan para unas cervezas.
Mis siguientes planes es caminar los bosques de Monte Alén, recorrer la costa sur del continente hasta Kogo para llegar a Isla Corisco y luego, si me queda tiempo suficiente, intentar cruzar el país hasta Mongomo y Ebebillín, fronteras con Gabón y Camerún respectivamente y regresar a Bata
A partir de ahora me encomiendo a la buena suerte, que hasta el momento he tenido, sabiendo de antemano por los consejos de otros viajeros que han visitado esta parte del continente que los problemas podrán llegar únicamente en los controles de carretera con barrera por parte de los policías y sus malas prácticas. Éstos tienen muy mala fama por demandar dinero para beber alcohol a costa de los viajeros, y en ocasiones si no reciben lo que piden hacen retroceder o retienen en la barrera a los turistas hasta que paguen. 
Si puedo evitar los sobornos lo haré. No quiero ser cómplice de su mendicidad, ni de sus borracheras, aunque me retengan un tiempo a base de gritos e intimidación como suele suceder desde tiempos coloniales. Es parte de la herencia!.
Algo que me ha llamado bastante la atención al hablar con muchos guineanos es que los policías son casi todos Fang, y en la cultura Fang es una vergüenza para la familia, y la etnia, que algún miembro mendigue teniendo la posibilidad de recibir ayuda. Pues mala imagen dan estos tipos a los ciudadanos y a su comunidad pidiendo constantemente en las barreras de carretera. Son funcionarios y por lo tanto cobran todos los meses. No sucede eso con el resto de los ciudadanos.
Todo esto lo tengo muy bien aprendido, así que me espera una apasionante aventura por el continente!.