El colonialismo
español en el África negra es uno de los episodios más ignorados e
interesadamente silenciados de la historia reciente de España.
Guinea Ecuatorial, como el Sahara, ha sido una de las grandes asignaturas pendientes de la política exterior española. Estos territorios dejaron de depender de Madrid en las postrimerías del franquismo, y ambos arrastran una trágica historia que la España democrática ha sido incapaz de enderezar.
Guinea Ecuatorial, como el Sahara, ha sido una de las grandes asignaturas pendientes de la política exterior española. Estos territorios dejaron de depender de Madrid en las postrimerías del franquismo, y ambos arrastran una trágica historia que la España democrática ha sido incapaz de enderezar.
Las provincias
españolas en África fueron cuatro
territorios bajo soberanía española situadas en el "África
española que obtuvieron el rango de provincia
de España durante la dictadura de Francisco
Franco.
La mayor parte de estas colonias eran conocidas como el África
Occidental Española y los Territorios Españoles del Golfo de
Guinea. El África Occidental estaba compuesto por Río
de Oro y Saguia el Hamra, que se unirían para dar forma a
la Provincia del Sahara (la que desde 1975 forma
el enclave disputado del Sahara Occidental) además de Ifni, que
pasó a ser Provincia, y Cabo Juby que fue
cedido a Marruecos.
Los territorios situados en el Golfo de Guinea fueron considerados como colonia en el período de tiempo comprendido entre los años 1778 y 1956, fecha en que fue creada la Provincia del Golfo de Guinea, que perduraría hasta 1959, al separarse las provincias de Fernando Poo y Río Muni. Bajo la ley de autonomía, las dos provincias fueron reunificadas en 1964 como Región Autónoma de Guinea Ecuatorial pero dotadas de una limitada autonomía, con órganos comunes a todo el territorio (entre ellos un cuerpo legislativo) y organismos propios de cada provincia. Aunque el comisionado general nombrado por el gobierno español tenía amplios poderes, la Asamblea General de Guinea Ecuatorial tenía considerable iniciativa para formular leyes y regulaciones.
Los territorios situados en el Golfo de Guinea fueron considerados como colonia en el período de tiempo comprendido entre los años 1778 y 1956, fecha en que fue creada la Provincia del Golfo de Guinea, que perduraría hasta 1959, al separarse las provincias de Fernando Poo y Río Muni. Bajo la ley de autonomía, las dos provincias fueron reunificadas en 1964 como Región Autónoma de Guinea Ecuatorial pero dotadas de una limitada autonomía, con órganos comunes a todo el territorio (entre ellos un cuerpo legislativo) y organismos propios de cada provincia. Aunque el comisionado general nombrado por el gobierno español tenía amplios poderes, la Asamblea General de Guinea Ecuatorial tenía considerable iniciativa para formular leyes y regulaciones.
Guinea Ecuatorial, antigua colonia española, accedió a la
independencia hace cincuenta años, el 12 de octubre de 1968 mediante
elecciones democrática.
Los turbulentos años
posteriores, alentados por empresarios españoles afincados allí, y desde la Península, y por multinacionales extranjeras, llevaron en pocos meses a una dictadura de su primer presidente
elegido democráticamente, Francisco Macías, protagonista de graves
enfrentamientos con la ex-metrópoli, hasta que fue derrocado en un golpe de
estado por el régimen actual de su sobrino, Teodoro Obiang, quien
ahora cuenta principalmente con el apoyo de la industria petrolera.
Mientras las instituciones
de defensa de los derechos humanos denuncian la dictadura de Obiang como
máxima beneficiaria de la riqueza que genera la producción petrolera creciente,
las democracias occidentales hacen la vista gorda para acceder a las inmensas
reservas de petróleo que tiene el país.
La declaración oficial de
materia reservada que, en algunos aspectos, dura hasta nuestros días, ha hecho
de Guinea Ecuatorial y la influencia española un tema incómodo
y complejo de entender, que jamás se ha enseñado en las escuelas, pero que sin
duda aporta las claves para conocer mejor lo que en este país sucede y para
afrontar con mayor conocimiento de causa las actuales relaciones entre Europa y África.